miércoles, 25 de mayo de 2011

Fuego

- ¿Por qué te mandaron ahora a que vengas?
- La señorita dice que me porté mal.
- ¿Qué hiciste?
- Nada.
- No, nada no, por algo te mandó a que me vengas a ver.
- Es que casi prendo fuego a una compañerita.
- ¡¿Y por qué hiciste eso?!
- Porque me estaba molestando.
- ¡¿Y cómo es que a una criatura de tercer grado se le ocurre prender fuego a alguien?! ¡De los treinta años que llevo atrás de este escritorio nunca escuché nada igual!
- Bueno, pero por ahí nunca nadie le dijo lo que me dijeron a mí.
- ¿Y qué te dijeron?
- Era mi novia y me dijo que no me quería más.
- ¿Y por eso la querías prender fuego?
- Sí, ¿Usted no querría lo mismo?
- Mirá, yo cuando tenía tu edad las cosas eran muy distintas. Ahora tendrías que estar encerrado sin poder salir. Voy a llamar a tus padres para que te vengan a buscar.
- ¡No! ¡Por Favor! ¡Le juro que no lo hago más!
- Escuchame, ¡no podés prender fuego a la gente porque sí!
- Pero yo tenía una razón...
- ¡Dejate de pavadas! Quedate ahí que voy a llamar a tus padres.
- ¡Pero déjese de joder!
- ¡¿Cómo le hablás así a una autoridad?! ¡Ubicate porque vas de mal en peor!
- Bueno, me parece que va a tener que llamar a mi papá al trabajo entonces.
- ¿Dónde trabaja tu papá?
- En los bomberos voluntarios.
- ¿Qué?
- ¡Muejeje!
- ¡Deja eso!
- ¡MUEJEJEJEE!
- AAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!