jueves, 10 de julio de 2014

Otoño Perverso

El otoño nos presenta, dándonos una cachetada en la mejilla, al señor Frío, quien llega de a poco, de a poco, bajando la temperatura hasta que un día televantásalamañanay ¡PUM! De 10 grados pasás a sentir 1.

La cama nos encadena, pero como una fuerza liberadora, llega la rutina con un alicate tamaño industrial para liberarnos, y decirnos casi con una caricia "Dale pibe, salí de ese lugar perfecto donde te encontrás y enfrentate al mundo real". El mundo real duele, sobre todo cuando sentimos esa espada de 1 grado (o menos) atravesarnos instantáneamente en el segundo que ondeamos las sábanas para salir de nuestro hermoso y cálido campo de fuerza.

Pero como el otoño sabe que sufrimos, y se alegra macabramente con nuestro sufrimiento, sube el termostato diez grados pasado el mediodía, y nos hace transpirar no sólo por nuestros abrigos (que suelen ser exageradamente abultados y exageradamente muchos) y entramos en la terrible desición al volver camino a casa: ¿Me lo dejo todo puesto y hago de mi cuerpo un sauna, o meto todo en la mochila y creo una especie de Bomba Nuclear de fibra de algodón a punto de explotar?

Cada uno tendrá sus opiniones respecto a una desición u otra, lo interesante es que cualquiera que nos guste, va a tener grandes desventajas, pero sólo una cosa a favor: Mantenernos calientes una hora (como mucho) durante la mañana. ¿Es esto negocio?

El primer frío del año suele ser el más doloroso, donde decimos "¡Uh! ¡Cierto que el frío existía!" y nos tiramos el placard encima por la mañana, y por la tarde nos queremos morir, y le pedimos a todos los dioses que inventen ya la teletransporación por lo menos para que nuestros abrigos aparezcan en casa sin tener que sufrir una hora o más en un transporte público cargando con diez kilos de campera.

Algunos, optamos a veces en dejar algo de ropa en nuestro lugar de trabajo, para que la vuelta no sea tan complicada, pero muy en el fondo sabemos que tarde o temprano ese buzo tendrá que volver, de forma que no solucionamos el inconveniente, sino que atrasamos unos días nuestro pesar.

¡Pero no te preocupes! Antes de hacer una horca con la bufanda y colgarte del ventilador de techo, pensalo. Abriguémonos conscientemente... Sabemos, (y SIEMPRE sabemos) que el frío va a durar poco en esta época y que el otoño sólo nos está jugando una mala pasada. Le gusta inspirarnos temor, y nos acostumbra un poco al frío, dándonos tres días de un frío matutino insoportable y el siguiente, un calor casi primaveral, que nos mete la incertidumbre por la oreja, y desconfiamos: "Mmm, mejor me llevo un saquito por si refresca" y obviamente, nunca lo hace.

Así que para evitar estas jugarretas a las que el tiempo nos expone, vamos a aclimatarnos lentamente. Sientan un poco el frío que no viene mal, abríguense a conciencia para evitar bondis repletos de mochilas abultadas, paraguas (porque muchos asocian el frío con la lluvia) y gente transpiradas con tres grados bajo cero (los aromas mezclados en los bondis/trenes suelen ser peores cuando hace frío que en pleno verano).

No tengan miedo en abrir un poquito la ventanilla del bondi para que corra aire. Recuerden que también necesitamos respirar.

¡Brindemos por un otoño con menos abrigo!

Y obvio, por un invierno en el que todo andemos en remerita.
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Escrito para Revista Clap!