Desatar un nudo es como abrir una puerta, como romper una ventana, como rascarse cuando pica, como llorar cuando duele.
Uno desata y desata, y vive desatando cosas para desamarrarse, para zarpar, para volar.
La falta de gravedad afecta a todos y es infinita para los desatados, que suben sin tocar ningún techo.
Y es así como vemos elefantes en la luna, edificios en el cielo y fantasmas en todos los subsuelos.