jueves, 13 de febrero de 2014

(D)escribir

Es cortarse la piel y arrancarla de la carne, de los músculos, y sin ella tirarse sobre un lienzo en blanco y comenzar a dar vueltas impregnando un rojo fuerte que se va oscureciendo con el tiempo, pero no se va.

Es abrirse la cabeza con un martillo, llenarla de caramelos, de limones, de serpientes y pegarla de nuevo así, rota y remendada para conectarla nuevamente. Es conectarse con el mundo del que nos desconectamos.

Es abrir una puerta sin salida, es romper los ladrillos y encontrar adoquines, es destruir los adoquines y encontrar madera, es hacer una puerta con esa madera.

Es tenerlo todo y perderlo en un segundo, sentirse liviano, tirar bolsas de arena. Prenderse fuego el pelo y tirarse al río, caer metros sin fin sin tocar el suelo. Flotar a la superficie sin descomprimirse. Es reventar sentado.

Es donar un órgano invisible a alguien que no lo estaba esperando, es compartir la sangre, los huesos, la carne, es abrigarse con la piel del otro.

Es quitarse los zapatos, golpearse los pies, amputarse las manos, sacarse los ojos, coserse las orejas.

Es tallar los propios huesos, crear formas, abrir colores, escuchar silencios.

Es compartir, es paz.

Es ser.