lunes, 31 de diciembre de 2012

Promesas


Llega fin de año y todos aprovechan para sacarse pesos de encima (además de los pesos que ya se sacaron de encima comprando pirotecnia, que está bastante cara), y la mejor excusa que encuentran para desligarse de las responsabilidades es esa línea imaginaria que divide un año del otro. Entonces, llegados los primeros días de diciembre nadie quiere empezar nada nuevo ni emprender nuevas empresas, usando como excusa que el año que viene será mejor, y que es mejor empezar después de las fiestas.

Es entonces cuando se posponen proyectos, trabajos, clases, estudios médicos, visitas a parientes muy lejanos (a menos que vengan a pasar las fiestas con nosotros) o cualquier otro tipo de plan que no incluya pan dulce, regalos o un gordo blanco y rojo que profana la propiedad privada entrando a todas las casas del mundo por las chimeneas.

Por ende, la abuela dice que no es momento para ir al dentista a arreglarse los implantes dentales, así que pide doble ración de puré para la cena de nochebuena, el hijo mayor dedice posponer las clases de manejo, así que le pide al padre que después de las doce lo lleve a lo de los amigos (porque no hay otra forma de atravesar la ciudad) y emprenden un viaje muy parecido a la segunda guerra mundial. La tía alcohólica decide dejar de beber el año que viene, por lo que aprovecha para ir a la farmacia y vaciar la góndola del alcohol etílico.

Pero también existen los proyectos nuevos que uno piensa hacer (o por lo menos dice que piensa) en base a los errores cometidos en el año que está terminando. Así la gente dice "bueno, el año que viene me cambio de laburo" o "empiezo a estudiar medicina". Cosas que parecen olvidarse luego del brindis y no son mencionadas nunca más.

Muy pocos de los proyectos realmente se llevan a cabo, pero las esperanzas de la gente que los promete hacen creer que realmente pueden suceder. Y todos les creemos, e incluso intentamos convencernos a nosotros mismos que a partir de enero dejamos el alcohol, empezamos la dieta y nos ponemos las pilas en la facultad. El típico pensamiento de principio de año, "este año sí que voy a estudiar, no como el año pasado que me la pasé zafando" dura hasta medidados de marzo, donde comienzan las clases y nos damos cuenta que todo será igual y que somos los mismos vagos de siempre.

Supongo entonces, que el cerebro necesita pensar a modo de placebo que vamos a cambiar, para poder resetear la mente, en cierta forma, y empezar a mandarnos las mismas cagadas de siempre, con la emoción y la sorpresa de la primera vez.

Prometo que el año que viene no voy a ser tan ortiva y voy a dejar de criticar a todos como vieja en celo menopáusico.

¿Salud?

domingo, 23 de diciembre de 2012

Histeria de Navidad


¡La familia unida! Unida por costumbres, por tradiciones, por amistad, por enemistad y por muchas otras razones que casi obligan a la familia a reunirse. Desde afuera, es una postal amorosa: La abuela amasando los ravioles, las mujeres con hijos preparan el postre, los hombres van apilando leña junto a la bolsa de carbón, los niños juegan a la playstation y los bebés duermen plácidamente esperando la noche y su gran momento.

Pero vista desde adentro, la familia unida (o más bien, pegada a la fuerza por algún adhesivo de contacto) es casi como querer andar en un monociclo desinflado sobre un alambre de púas que une dos edificios de cuadras opuestas: Caés seguro. Y duele.

El momento por excelencia donde la familia "decide" (sí, entre comillas) reunirse, es fin de año, donde casualmente con pocos días de diferencia, festejamos navidad y año nuevo. Es ahí cuando la familia se instala en una casa, que todos los años es la misma, aunque el anfitrión siempre diga "che, el año que viene vayamos a lo de Hernán, que tiene una pileta grande y un patio enorme!". ¡Pero no! La tradición es la tradición, y la veintena de familiares acude con desesperación a la pequeña casa con una pelopincho para los niños y donde el mosquito más pequeño debe ser destruido con una nueve milímetros, para evitar que aparte de chuparnos la sangre nos robe las zapatillas.

Antes de que lleguen todos, mamá está histérica cambiando las cortinas de la cocina, porque dice que la tía Olga el año pasado dijo que no eran de buen gusto. No se por qué a mamá le importa tanto lo que dice la tía Olga, si al fin y al cabo ella siempre habla mal de todo el mundo. No sé si porque es soltera a sus setenta y tantos, o porque realmente es amarga como un limón verde. Papá está cortando el pasto con mi hermano Julián, que mira para adentro con ganas de tirarse a ver televisión, creo que quería ver un especial navideño de Patoruzú que estaban pasando por algún canal de los bajitos, pero siempre se ve con algo de lluvia y a veces engancha el radio de una agencia de remises que queda a tres cuadras. Mi hermana se prueba vestidos y esconde sus muñecas preferidas para que las mellizas no las destruyan cuando entren en su pieza a jugar. Todos están transpirados, a la defensiva, cuidando los detalles mínimos de la casa, de la comida, del parque y ya se escuchan los primeros gritos al aire de cosas que no salieron según lo esperado.

Al rato, empieza a sonar el timbre una y otra vez con breves intervalos de descanso. La familia comienza a reunirse lentamente. Mientras el tío Osvaldo llega con una mochila llena de explosivos envueltos en papel de diario -que mejor no diga dónde consiguió-, la tía Marga deposita una gran fuente de ensalada de frutas en la mesa mientras saluda con una sonrisa de plástico a todos. Mi hermano se pega a los explosivos y Osvaldo comienza a explicarle cómo funciona cada uno. Mamá aparece corriendo mientras grita que son unos salvajes, y aleja las pequeñas bombas ilegales de mi hermano, mientras maldice al tío.

Rato más tarde, aparecen por la puerta el Tío José y la Tía Mercedes, que vienen con la tía Olga apoyada en su bastón observando todo a su alrededor sin emitir palabra. La tía Olga en realidad es la tía de mamá, pero no le gusta que le digan abuela. Aparte ella nunca tuvo hijos, se ve que prefiere los sobrinos. Con ellos vienen las mellizas, alborotadas como siempre y jugando y peleando y jugando y peleando. Juegan y pelean tanto que a veces nadie distingue cuándo pelean y cuándo juegan, y la madre las reta por estar peleando, y ellas se quejan de haber estado jugando, pero cuando se pelean nadie les dice nada, porque aparentan jugar. Al verlas, mi hermana corre a su habitación a resguardar lo poco que quedaba afuera, pero es en vano porque enseguida las mellizas corren en su búsqueda y logran interceptarla antes de que guarde el auto deportivo de su muñeca, que ya está sellando su destino de juguete destruido.

Al ver tanta gente, mi hermano se encierra en su habitación y pone música a un volumen que le permita no escuchar a sus simpáticos familiares.

Pasado un rato, mientras papá y los tíos discuten sobre quién va a ir a buscar al abuelo este año, la tía Olga charla con mamá sobre las cortinas, mientras que la tía Mercedes aprovecha para llamar por teléfono a sus amigas. A escondidas, la tía Marga toma de una petaca que guarda disimuladamente en su bolsito.

Pasa el tiempo, la tarde, y empieza a caer el sol. El abuelo ya está en casa sentado en la cabecera de la mesa, charlando con la Tía Olga (Vale aclarar que el abuelo es el papá de papá, y que la tía Olga siempre le cayó muy bien. De hecho, creo que es la única persona que se acerca a hablarle, pero la Tía Olga siempre está con cara de perro). Creo que al final al abuelo lo fueron a buscar los tres juntos porque no se ponían de acuerdo, pero en el auto de José, que tiene gas y gasta menos.

La cena está servida. Pero no logran que las mellizas y mi hermana, que ya son como grandes amigas, se sienten a cenar. Mientras tanto, mamá le pega gritos a mi hermano que sigue con la música a todo volumen. La tía Marga, balbuceando, se ofrece a ir a buscarlo, y se levanta medio tambaleándose de la silla.

A los veinte minutos, y con mamá medio disgustada, empieza la cena. Todos hablan primero de sus anécdotas de la juventud, de la infancia, y van aproximándose en el tiempo hasta caer en la navidad pasada, cuando un globo cayó en el techo y casi prende fuego todo. Mamá, de lo exagerada que es, había llamado a los bomberos, que vinieron enseguida y el fuego ya se había apagado. Ahora ya no le creen nada.

Se empiezan a retirar los platos y con el postre, vienen las sidras. Mi hermano quiere abrir una, pero mamá no lo deja, diciendo que se puede sacar un ojo, y se la da a José, que empieza a forcejear mientras Mercedes sirve la ensalada de fruta en los potecitos. La Tía Marga, sin que nadie la vea, le echa un poco de su petaca a la ensalada sin mucha precisión, mientras Osvaldo charla con papá y el abuelo sigue elogiando a la Tía Olga.

El Tío José sigue forcejeando con la sidra, y Osvaldo se la arrebata de las manos para abrirla él con un repasador que había ido a buscar. Cuando la sidra se abre (Y José se siente mal por no haber podido) empiezan a llenarse los vasos y la cuenta regresiva comienza con la tele prendida, la radio prendida, la notebook prendida y todas las luces de la casa, prendidas. La Tía Marga ya casi no puede modular, y hace preguntas como "Ya llegó navidad a china?" mientras que Osvaldo la mira de reojo con cara seria, y nadie más los escucha. El abuelo se quedó dormido al lado de la Tía Olga, que sigue despierta, casi como nueva. Los chicos están en la mesa jugando a no se qué, mientras mamá y Mercedes juntan la mesa. Alguna copa se rompe, otro plato cae, murmullos, insultos bajitos, escoba, y empieza realmente la cuenta regresiva:

Diez!: Osvaldo corre a buscar la caja de pirotecnia.
Nueve!: La Tía Olga desparrama todas las pasas de uva en la mesa y empieza a contar doce lo más rápido posible. (Creo que nadie le avisó que eso es sólo para año nuevo)
Ocho!: Mamá se esconde por la cocina para buscar los regalos.
Siete!: Mi hermano se acerca al Tío Osvaldo para probar los cohetes.
Seis!: Mi hermana y las mellizas pelean por el auto y por un brazo de una muñeca que quedó en el piso.
Cinco!: Mamá vuelve corriendo con la cámara para sacar una foto grupal.
Cuatro!: José y Mercedes discuten porque José no pudo abrir la sidra y Mercedes rompió una copa y dejó el piso pegajoso.
Tres!: La Tía Olga se da cuenta que las cortinas de la cocina ahora están en el comedor, y lo grita en voz alta.
Dos!: Marga se tambalea y logra agarrarse de la silla.
Uno!: Mamá reúne a todos para la foto, y en el apuro no se da cuenta que el tío Osvaldo tiene un cohete en la mano.

¡FELIZ NAVIDAD!

Gritan todos mientras las nenas lloran porque rompieron todos los juguetes, José y Mercedes discuten a los gritos que se quieren separar, el abuelo ronca como nunca en su vida, la Tía Olga se atraganta con una pasa de uva mientras critica a viva voz las cortinas que vio el año pasado, el tío Osvaldo corre al baño a buscar una gasa porque le explotó un tumbaranchos en la mano, mientras papá llama a la ambulancia y mamá barre el piso frenéticamente, mientras la tía Marga baila semidesnuda sobre la mesa hasta vomitar sobre el abuelo, que durmiendo boca arriba, se atraganta y comienza a asfixiarse, mientras mi hermano aprovecha la confusión y se lleva la caja de cohetes, al tiempo que la Tía Olga se sirve más ensalada de fruta, a la que Marga le había echado Whisky, y mientras Olga comienza a marearse, papá viene diciendo que la ambulancia está en camino, al momento en que mi hermano prende mal una cañita voladora y se dispara justo a las cortinas que la Tía Olga odia, y comienza el fuego, y los gritos de José y de Mercedes, sumado a los de las chicas, no dejan a mamá llamar a los bomberos que de todos modos no le creen la historia por el incidente anterior. La tía Olga se queda dormida justo cuando el abuelo empieza a toser, y se dan cuenta que puede ahogarse con el vómito de Marga, que empieza a levantarse despeinada y confundida, al tiempo que mi hermano busca un lugar donde esconderse de mi mamá, que lo sigue a los gritos y choca con papá, que trae un balde de agua para apagar las cortinas que siguen prendiéndose fuego, y derriten el auto de mi hermana, que estaba unos metros atrás forcejeando con las mellizas, que peleaban con mi hermana pero no peleaban entre sí (estaban jugando), pero sin embargo Osvaldo les grita que se callen, pero ellas le responden que no es su padre, y siguen en lo suyo, mientras Osvaldo se venda la mano y se sienta medio ensangrentado a esperar la ambulancia, que no encuentra un buen lugar para estacionar porque José dejó mal su auto luego de ir a buscar al abuelo, que ahora se levantó para ir al baño y nadie se dió cuenta. La tía Olga se terminó la ensalada de frutas y al querer levantarse tropieza con un vidrio de la copa que se le cayó a Mercedes y cae, para agarrarse de las cortinas prendidas fuego, que ahora tocan la enslada de frutas de Marga llena de alcohol y comienzan a flamearse, al tiempo que mi hermano se esconde, mi mamá barre, Marga baila y mi papá trata de desenredar una manguera. Osvaldo le abre a los médicos de la ambulancia, mientras la habitación estalla en llamas, pero sale el abuelo del baño confundido y los médicos lo agarran a él creyendo que era el herido, y se lo llevan sin más. Osvaldo queda con su mano vendada y dolorida en el sillón, mientras que Olga se va durmiendo de a poco mientras maldice a las cortinas -que ahora son de fuego-, José y Mercedes agarran de los pelos a las mellizas y se van discutiendo, mamá barre frenéticamente el piso mientras papá y mi hermano van apagando el fuego. Mi hermana llora los restos de su auto de juguete, mientras Marga vomita en el baño y se queda también dormida.

Al día siguiente, la casa es un caos, pero se logran rescatar las sobras del día anterior. Comen en un silencio atroz, donde cualquier comentario puede disparar una discusión, un dolor de cabeza, o una cara no deseada de cualquiera de los comensales. Al pasar la tarde, el humor va mejorando, y para las cinco, donde todos se despiden, alguno al saludar dice "bueno, será hasta el año que viene", y ahí es cuando papá, abrazado tiernamente a mamá, responde:

- ¡Che! ¡Pero vengan la semana que viene a festejar año nuevo!

lunes, 17 de diciembre de 2012

Regalados


Navidad es una época donde todos se regalan cosas entre sí. Regalar es algo casi de compromiso, sobre todo para aquellos que sabemos que nos van a regalar algo, y si bien el valor del regalo no importa ya que es la acción lo que cuenta, muchas veces perdemos la fe en la humanidad cuando por ejemplo, nos encontramos con un par de medias, es decir, por el mismo valor que ese par de medias, me podrían haber regalado caramelos, pero claramente, un par de medias es algo que nadie quiere encontrarse bajo el arbolito.

Luego, tenemos distintos regalos de mal gusto que paso a detallar:

- Si a mamá le regalás un electrodoméstico, una escoba, una cacerola o una plancha, es como si a un obrero egipcio, de esos que construían las pirámides, le regalaras un bloque de piedra de una tonelada, nuevito nuevito, listo para ser subido cuesta arriba al ritmo de los latigazos. (Esto también equivale a regalarle herramientas a papá).

- Si te regalan plata, existen dos variantes: Esa persona claramente no te conoce (porque quizás sólo te vea forzadamente en navidad) o no tuvo tiempo/ganas de comprarte algo, entonces te da la posibilidad de que inviertas en lo que quieras. No es malo, pero es algo que no tuvo esfuerzo ni creatividad.

- Si te regalan ropa, entrás en una complicación: Si la prenda no te gusta y querés cambiarla, deberás hacerlo en secreto. Si no te ves mucho con la persona que te la regaló, bien, pero si por ejemplo, es tu abuela y la ves todos los domingos, TODOS LOS DOMINGOS va a preguntar si te pusiste el saquito que te trajo Papá Noel. Si nunca lo ve, va a sospechar y podés quedar mal y jamás volverá a amasar para vos. Pensalo. La otra opción, claramente, es quedarse con la prenda horrible y bancarsela, cosa que a veces no viene mal.

- Si alguien que no es tu pareja te regala ropa interior (de cualquier índole), ¡CORRÉ! ¡ES UNA TRAMPA! (Más aún si lo hace frente a tus familiares / conocidos).

Si te regalan desodorante / perfume, seguramente es porque olés mal. No les des el gusto de usarlo y empezá a ir a correr todas las mañanas sin bañarte luego, en señal de protesta.

Si te regalan algo totalmente inútil, como por ejemplo un llavero, simplemente debemos encontrar el domicilio del regalador y romperle todos los vidrios de las ventanas a piedrazos. Captará el mensaje inmediatamente y jamás volverá a regalar llaveros a nadie.

Como vemos, el hecho de regalar va más allá del dinero que uno pueda o quiera gastar en algo que va a trascender sus manos y pasar a otras para siempre, sino que tiene que ver con la creatividad. Por eso mismo, a todos los que regalan herramientas, llaveros, lapiceras, medias, perfumes, ropa, plata e incluso algunas otras cosas de mal gusto que no quisiera mencionar, les doy como consejo que se hagan budistas y no regalen nada. De todos modos, aunque sean budistas, algo de pan dulce les van a convidar, y hasta es posible que les compartan los cohetes ilegales envueltos en papel de diario que el tío compró para destruir el cielo cuando cuenten las doce (y que de hecho, esos cohetes costaron más que todos los regalos que pueden encontrar debajo del arbolito, y es muy probable que haya sido ese mismo tío que, por haber gastado tanto en explosiones luminosas de un segundo, haya comprado llaveros, medias, lapiceras, herramientas y ropa interior a último momento y con las últimas monedas que tenía).

¡Salud!

jueves, 6 de diciembre de 2012

La Frontera Vertical

Sus labios perfilados se contraen para dejar escapar un silbido corto, manteniendo su espesor en el aire que ahora explota en breve sinfonía de color. Las aves acuden a su llamado, voraces y nerviosas, esperando al invocador que ahora se ve impaciente. Con ellas a su alrededor, busca traspasar la frontera vertical, y con los pájaros atados a su abrigo, asciende hasta tocar las nubes. Sus pieles van cayendo de a poco hasta que sus dedos se desprenden. Las articulaciones se invierten. Los ojos se achican y la nariz se fusiona con su boca. Los pelos de su cabeza cubren su cuerpo, al tiempo que van bifurcándose y transformándose en plumas.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Odio IX (Te llueve, te llueve)


Odio a los que hablan de un equipo de fútbol como "nosotros": Ustedes no jugaron! Gritar como desaforado no colabora en la victoria/derrota del equipo.

Odio a los que se despiden diciendo "estamos en contacto": En contacto te voy a poner con un enchufe, a ver qué te parece. Pelotudo.

Odio los que ponen cosas arriba de las sillas: Las sillas son para sentarse. No para sentar la cartera. Ni la plancha. Ni al perro. Ni los apuntes. Ni a las viejas.

Odio los forros que van en motos pequeñas haciendo ruido ensordecedor: Putos! (Y más si la hacen explotar, como está de moda en estos días).

Odio los que le cambian el sentido a la palabra "rica": "Qué rica chica!" oh por dios! Es como querer hacerse el buena onda por tener ochenta años y quedar como un idiota.

Odio a la gente que grita en el teléfono: Si vos no escuchás porque estás en el bondi, o porque el auricular no se escucha lo suficientemente alto, no quiere decir que al otro le esté pasando lo mismo. AAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Odio los blogs que tienen música de fondo: Me destruyen los mejores temas y hasta me asustan. Tengo miedo.

Odio los Keygen con música. Déjenme piratear en paz: Me asustan más que los anteriores a veces, y suelen delatar ciber-actividades delictivas.

Odio levantarme temprano: Simplemente no me cabe viejo.

Odio a los que dicen que odian a Facebook... en facebook. 

Odio los que se quejan del gobierno en las redes sociales: ¡Como si la presidenta estuviera pendiente de eso! Vayan a quejarse a plaza de mayo... cagones!

Odio las verrugas: Simplemente la odio.

Odio a la gente que habla fuerte: No hace falta gritar todo el tiempo, ¡POR FAVOR! ¡ME IRRITAN!

Odio hablar por teléfono: El teléfono debería ser sólo para pedir un remis o una pizza, o comida china que está buenísima, y no para hablar tres horas sobre qué hice en cada momento del día!

Odio que se me mojen las medias un día de lluvia: Como he escrito anteriormente... es un bajón. De los feos.

Odio a los que nunca contestan los mensajes: Siempre nos ponen en jaque y debemos ser quienes llamemos, para que ellos, señores no-contestadores, no gasten su maldito crédito.

Odio las verrugas: Sí, de nuevo. En el mismo odio. ¡Déjenme en paz!

Odio que el mínimo del aire acondicionado sea siempre 17: A veces tengo más calor que el que puede ser destruido con 17 grados.

Odio a los que escriben todo en mayúscula y sin signos de puntuación: "HOLA COMO ESTAS TODO BIEN ME PODES PASAR EL PRESUPUESTO QUE ME MANDASTE EL OTRO DIA PORQUE SE ME PERDIO ENTRE TANTOS PAPELES QUE TENGO MUCHAS GRACIAS Y QUE TENGAS UN LINDO FIN DE SEMANA LARGO.". Lo peor es que por lo general es gente que tiene un buen trabajo y gana muy bien. Los odio doblemente.

Odio los dedos de los pies: Son deformes y deberían desaparecer... quizá nos vendría bien algún tipo de pezuña, o dos dedos nomás... Naturaleza, vos fijate, que me estás empezando a irritar.


¡Viva Odiar!

Y sigan odiando en: http://www.paradoenelabismo.com/search/label/odio

Y ódienme por Facebook:  http://www.facebook.com/paradoenelabismo

Cha!




viernes, 30 de noviembre de 2012

Pregunta Cósmica

¿Las cebras son blancas y negras o negras y blancas?

jueves, 22 de noviembre de 2012

El Jugador


Se acodó lentamente sobre la mesa, dejando la cabeza suspendida entre sus manos, que formaban un triángulo hacia el piso, mientras miraba fijamente como todos se alejaban un paso de la mesa, y aquél hombre de traje blanco, rojo y negro, que muchas veces habría sabido ser su peor enemigo, y tantas otras su angel de la guarda, empezaba a hacer rodar la pequeña pelotita blanca en sentido contrario al que giraba la ruleta.

De nuevo en la misma situación. En sesenta de sus ochenta años, había tenido altas y bajas, pero su mayor disfrute era el extremo, el todo o la nada. Recordaba entonces su infancia pobre, los zapatos remendados, la ropa gastada, la comida insípida, los gatos, los miles de gatos que coleccionaba su familia, sus cinco hermanos y sus tres hermanas, de los que por fin se había podido alejar cuando descubrió su talento.

Mientras la pelotita giraba frenéticamente y los casilleros negros y rojos se fundían en un solo color gracias a la velocidad, recordó aquél día en que ganó sus primeros cinco pesos en aquel puestito de la calle, donde un hombre desafiaba a adivinar las cartas. Nadie había podido vencerlo, excepto él. Primero una vez, que
intuyó fue la suerte. Dos veces seguidas, suerte de principiante. Tres veces seguidas, para despertar el asombro de todos, incluyéndose a sí mismo.

Su vida, su escape, fue jugar sin parar. Apostaba siempre en puestos callejeros, se metía en problemas, y lograba escapar, siempre bien, siempre legal. A los veinticinco años había ganado una pequeña fortuna, que seguía apostando. La bebida, el tabaco, el éxito, todo pendía siempre de un ligero hilo. Y lo perdió todo, y sin embargo nunca se rindió, y volvió a ganar, y así también volvió a perder.

Mientras los demás jugadores se mordían los codos, expectantes del destino de sus fichas, él seguía firme, seguro, acodado en el marco de madera oscura de la mesa que lo sostenía.

Sabía que de un momento a otro todo se podía ir, y a pesar de su edad y de su condición, no había nada que lo hiciera sentir más vivo que esos diez o quince segundos de esperar que empezaban a correr cuando la pelota iniciaba el recorrido fugaz de su órbita. Los segundos eran puñales que se clavaban en su cuerpo, pero a su vez, también podrían darle los recursos para curar esas mismas heridas. Se relamía con indiferencia en la situación, los grises jamás habían sido lo suyo, y este caso no fue la excepción. Sostenía que jugar de a poco era morir tímidamente, sin el placer y la emoción que él sabía encontrar en el escaso girar de una esfera blanca.

Y así fue, como ese pequeño levitar cesó su marcha, y la verdad golpeó con su mejor estocada.

- Veintitrés rojo.

Lentamente se incorporó, se puso de pie totalmente erguido, sacándose el reloj de la muñeca y los zapatos importados de los pies, y con una inmensa naturalidad y una admirable calma, los puso arriba de la mesa junto a las llaves de su auto. Del bolsillo de su pantalón, sacó un par de monedas, que contó en la palma de su mano, como enumerando botones, para volver a ponerlas en un sólo movimiento dentro de su bolsillo, sonrió al tiempo que asentía con la cabeza al croupier y tras una lenta media vuelta, se fue caminando, viejo y descalzo, hacia la salida del gran casino.

viernes, 16 de noviembre de 2012

CENIZAS SIEMPRE - Cadáver Exquisito Comunitario #2

Cenizas siempre pichimahuida vieja, cayó epifanía. Principios budín: Impreciso chamuscado pudín paralelepípedo chanchos! Tarambana mutación culeao maraña hipocondríaco noche cachai. Exquisito inconsciente vaso turista. Supercalifragilísticoespialidoso creciendo infinito, enrejadas, desafiemos grillos tonel albóndiga girando madagascar lograrlo alterno cambios.


Provoleta sapo calzoncillo sobrevivir bicicleta morcilla entre tranvía espere escrotalmente halloween. 

Entre cosquillas mañana, sabroso sahumerio. Hongo estrafalario copiado, esquizofrenia plaza caracolito de pastor cuando palangana. Simio pájaro queso turquía del cacharro esquizofrénico con hongo. 


Garantías correspondiente perro necrozoocacalofílico té. Excremento extereograma bajo muy manías plasticida. Seguimiento señal cambios anudar atrapando tenedores. Implacable melón puuuaaajjj!!!


Palangana. Desdémona quiero toc toc contrarreloj complique mamá fluor! Mátalos opapa tejiendo idiota patua travesti fotocopias!

Venado pasta caos. Ponele lluvia silbando, imaginando potota verdeazulado.



------------------------
Para los que no saben:
Este fue el resultado del segundo cadáver exquisito de Parado en el Abismo, convocatoria que fue organizada por Facebook, (http://www.facebook.com/pages/Parado-en-el-Abismo/181490181887329) donde cada uno que lo desee, debía enviar una palabra para que, por orden de llegada, se arme este texto. Entre los participantes, se sortean cinco colecciones completas de abismitos + postales coleccionables.

Para los que sabían:
¡Gracias! :)

Los ganadores se darán a conocer el martes por la noche, ¡Estén atentos al Facebook! (De todas formas, serán avisados por mail aquellos que hayan ganado).

Pronto, más juegos, más abismo, y más odio para todos.

Si, los odio igual.

martes, 13 de noviembre de 2012

Martes 13 (¡Bú!)

- No te cases.
- Ni te embarques.
- Ni comas ravioles.
- Ni mires fijo al sol.
- Ni corras con tijeras en la mano.
- Ni levites.
- Ni invoques espíritus malignos del más allá.
- Ni juegues a desenterrar perros de un cementerio de animales.
- Ni gatos.
- Ni destruyas un castillo de arena.
- Ni cantes La Gallina Turuleca hacia atrás.
- Ni dejes a un alma en pena poseer tu cuerpo.
- Ni te amputes una mano.
- Ni te pongas una camisa a cuadritos.
- Ni juegues con motosierras.
- Ni trates de responder a cuestiones filosóficas interminables como "¿Qué es el amor?".
- Ni te escondas.
- Ni te encuentres con vos mismo en el pasado.
- Ni construyas una represa hidroeléctrica.
- Ni dejes que te pique una araña radioactiva.
- Ni fundes un pueblo fantasma.
- Ni vueles al espacio.
- Ni saludes a gente desconocida desde el tren.
- Ni viajes en tren.
- Ni tomes gaseosas light.
- Ni las mezcles con mentos.
- Ni trates de demoler un edificio usando tus puños.
- Ni ganes la lotería.
- Ni comas mayonesa.
- Ni cocines un plato bajo en calorías.
- Ni trates de revivir mediante el ADN depositado en antigüas piezas de arqueología a los dinosaurios.
- Ni compres un libro de magia negra.
- Ni saques al conejo de la galera.
- Ni pintes tu casa.
- Ni la de un desconocido.
- Ni pintes tu cerca.
- Ni le des bizcochos rancios a un vagabundo para que lo haga.
- Ni cortes calabazas.
- Ni corras desnudo atrás del colectivo.
- Ni empujes viejas en la calle al grito de "THIS IS SPARTA!"
- Ni saltes en un trampolín hasta perder la conciencia.
- Ni rompas diez espejos.
- Ni te comas un gato negro.
- Ni destruyas un caracol.
- Ni construyas un mundo con cartulina.
- Ni abraces a una cebra.
- Ni te vayas a vivir a la selva.
- Ni escribas en tu blog.

Mañana sí.

martes, 6 de noviembre de 2012

Encerrado


Está oscuro, y creo que esta vez es en serio. Creo que me encerré en el hueco del tronco de un árbol, aunque las paredes siguen blandas. Blandas, sí, como aquellas que me envolvieron hace un tiempo. No puedo casi moverme y el calor me sofoca. ¿Es que la primavera se está yendo? ¿Tan rápido? Si apenas ayer fue septiembre. ¿Dónde está octubre? No lo noté.

No soy un tipo malo. He hecho cosas que los demás creyeron malignas, pero no me considero alguien que siga el camino del mal. Tampoco puedo asegurar con certeza que sea una persona digna del cielo, si es que existe. Pero para qué preocuparme por situaciones tal vez imaginarias, si mi incógnita más grande está en este momento, en este mismo lugar, oscuro y blando.

Quizás me dormí por mucho tiempo, tal vez estoy muerto. ¡Eso! Seguro me morí y estoy en ese limbo que muchos mencionan, esperando ver qué me depara la muerte. O tal vez aún no nací y estoy desarrollándome en el cuerpo de otro espécimen adulto. No entiendo por qué no escucho ni veo nada. Lo único que entiendo es que es cálido. A veces demasiado. Cálido, inmóvil y blando. Así me siento. Quizás no sea el entorno, sino yo mismo.

¡Claro! No estoy dentro de alguien, estoy dentro de mí mismo. Quizás emprendí un viaje a la introspección y todas las sensaciones están en mi cabeza. A pesar de ser un sitio chico, me siento bien, casi a gusto, protegido. Entonces, seguro sea eso. Estoy dentro de mí mismo, investigándome. Pero, ¿Cómo llegué acá?

Estoy demasiado consciente para estar muerto. En una de esas es un sueño de esos en los que uno puede controlar sus acciones. O tal vez no esté controlando nada y tenga la sensación de que lo estoy haciendo. Controlar las cosas no es tan fácil como parece. Si pudiera controlar las cosas, haría que no haga tanto calor, y un poco de luz no me vendría mal. El color negro me sofoca un poco, me gustaría más que sea todo azul.

A pesar de todo, sigo pensando, inmóvil, cálido y blanco, pero no entiendo si es que soy parte de un organismo más grande, si estoy muerto o dormido, o si esto realmente soy yo. Aunque pensándolo bien, tal vez todo sea una palabrería sin sentido.

Pero sigo acá.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Lunática


"Si me lo pidieras, iría a la luna y te traería un pedacito", le dijo él a ella en un amanecer hermoso, después de la mejor noche de sus vidas, en el momento más mágico de la relación.

"Eso sería muy lindo, ¿harías eso por mí?", le respondió ella, ilusionada. "Claro que lo haría!" dijo él con firmeza. "Quiero un pedazo de luna", le dijo a él mientras mantenía una sonrisa. Él la miró transpirando, y dijo que sí. Pasaron el resto de la mañana abrazados mirando cómo salía el sol.

Al día siguiente, él se inscribió en una Universidad para estudiar astronomía y física, para luego convertirse en astronauta. Se recibió en la mitad del tiempo estipulado para la carrera, con un promedio de 9,6. Gracias a su gran desempeño,  fue becado para el entrenamiento de la NASA para ser astronauta.

Tiempo después, empiezan sus pruebas, y luego, la misión a la luna. Él estaba muy feliz, y comenzó los entrenamientos más complejos, pero fue sorteándolos con una gran destreza.

Finalmente, logra viajar a la luna en un transbordados en una misión que dura unos meses. Al llegar al suelo lunar, clava su bandera y con un cincel y un martillo, rompe un poco de suelo y lo guarda en una bolsita, para su amada.

Al regresar, triunfante de la misión, se dirige a su casa, y no encuentra más que un taxi en la puerta, y ella yéndose con las valijas. Él, sorprendido, deja caer su mochila al piso y la agarra del brazo, mientras le pregunta "¿¡Qué estás haciendo!?" - "Me voy, conocí a otra persona..." - "Pero, ¿porqué?", ella hizo una pausa, suspiró, y le dijo "Es que nunca tenías tiempo para mí..."

lunes, 29 de octubre de 2012

Lluvia a medias


No hay nada peor que el momento en que la naturaleza toma confianza y traspasa las barreras de nuestra intimidad, haciéndonos sentir incómodos, indefensos y con miedo a morir de hipotermia.

Y estoy hablando, claro, en un día lluvioso como el que nos tocó hoy, para los que salimos sin paraguas (y con esta torrencial que acaba de caer, también para los que lo usan) del momento en que todo se va a la mierda. Correr bajo la lluvia es algo lindo, que suelo disfrutar de vez en cuando, pero la escena trágica donde todo cambia, donde el humor desciende al tercer subsuelo y todo pasa de una diversión infantil controlada y aceptada, a un caos sin forma, a la desesperación en una de sus máximas potencias, es cuando el agua pasa por nuestro calzado de turno e invade lentamente una o ambas medias. En ese instante, todo decae, la diversión se termina, la maldad ha triunfado.

Una gota en una media puede ser algo temible, que se va expandiendo a lo largo y ancho de la prenda, haciendo que la humedad llegue a porcentajes muy elevados, causando incomodidad severa en el que la lleve puesta. Y ahí empieza la carrera a contrarreloj, de llegar lo más rápido posible a destino. Lo malo es que por lo general nadie tiene un par de medias de repuesto por si esto llegara a pasar, y nos vemos forzados a descalzarnos donde sea que encontremos refugio para evitar un inminente resfrío que pondrá fin a una semana de proyectos y expectativas.

Las medias mojadas se ven colgadas en cajones, en puertas, en canillas, en baños, al lado de ventiladores y estufitas, con la esperanza de que se sequen lo más pronto posible y así salir victorioso de la situación, pero muchas veces nos damos cuenta que el olor a pata que emanan nuestras zapatillas es terrible, por lo que buscamos métodos para apurar el secado, tales como un secador de pelo, soplar, gritar, maldecir, o poner la media en una ventana. Pero este último punto es algo peligroso, ya que si la lluvia decidiera atacar de nuevo, debemos estar atentos para que la media no vuelva a mojarse y el caos no se multiplique.

Como decía, cuando una media se moja en plena calle (generalmente a causa de un charco que no podemos evitar, un salto mal calculado de la vereda al medio de la calle, o una baldosa floja) es como si la lluvia nos agarrara el codo cuando le tendimos la mano. Y es así que nuestro humor incrementa cuando corremos bajo la lluvia, con el pelo empapado, la remera empapada, la cara empapada y somos como una vallerina vieja, pero todo eso que subió, baja cuando el agua se filtra por nuestro calzado. Ahí nos sentimos pesados, apurados, insultamos la lluvia, el charco, la baldosa y al intendente de turno que no arregló las veredas, a las viejas que entorpecen nuestro ahora apurado paso, a los que copan las paradas de colectivo con los paraguas adentro, a los autos que pasan a grandes velocidades bañándonos de una mezcla horrible de agua, barro y mugre y a cualquiera que se nos cruce.

Lluvia, tenelo bien clarito: Con las medias no se jode.

Gracias.

sábado, 27 de octubre de 2012

Adoro la teletransportación


La teletransportación es la solución a todos nuestros problemas.

Firmemente puedo asegurar que esto es cierto. El primer problema en solucionarse es lógicamente la cuestión del transporte, siendo muy fácil y rápido llegar de un lugar al otro. Al poder hacerlo sin necesitar un vehículo, no se necesitarían las calles, por ende las podríamos reemplazar por espacios verdes y campo para plantar y así tener más suministros y ayudar el medio ambiente, que también mejoraría al no recibir las emisiones tóxicas de los autos. (Obviamente suponiendo que podamos teletransportar también objetos y productos).

Por otro lado, el petróleo ya no sería un problema, se haría mucho más barato y cesarían las guerras, y al no tener costo de transporte en las mercaderías, todos los precios bajarían haciendo los productos más accesibles, lo que hará que el nivel de pobreza mundial se reduzca considerablemente.

Al hacer esto, la calidad de vida se incrementará en todo el mundo, y podrán destinarse fondos para educación y desarrollo de nuevas tecnologías para seguir mejorando.

A su vez, la gente sería más feliz, dejaría de tener mal humor los lunes a la mañana y habría menos insultos.

También podrían visitar a sus seres queridos más seguido, y no tener que viajar como una sardina en colectivos o trenes. A su vez, se ahorraría papel al no tener que imprimir los boletos de los transportes y se contaminaría menos, y nos veríamos sin la necesidad de talar tantos árboles.

Entonces no entiendo por qué tanta investigación en cosas que no van, si al fin y al cabo, desarrollando la teletransporación todos seríamos más felices.

Pero... ¿vale la pena la felicidad, resignando el mirar por la ventana de un micro / tren / avión y cómo va avanzando el mundo mientras nosotros estamos sentados?

domingo, 21 de octubre de 2012

Dimensiones Paralelas


Según una teoría, cuando se nos presenta una decisión (que puede ser casi en todo momento) nosotros tomamos todas las respuestas al mismo tiempo, y en ese instante se divide el espacio-tiempo y se colocan en distintas dimensiones todas nuestras posibles respuestas y reacciones. Existen todas las posibilidades en algún lugar que nosotros, desde el nuestro, no podemos percibir. También, en otras dimensiones hay cambios en todo el universo, provocando realidades paralelas con otras propiedades físicas y cosas locas.

Podría decirse, entonces, que en este mismo momento, en otra dimensión:

- No estoy escribiendo esto.
- Estoy escribiendo algo totalmente distinto.
- Soy amable con la gente.
- Tengo el pelo verde.
- No tengo pelo.
- En mi planeta no existe el pelo.
- Estoy flotando en el aire.
- Estoy nadando.
- Mis ojos son naranja.
- Tengo un pato en la mano.
- Tengo siete dedos.
- Tengo un siamés pegado a mi cabeza.
- Tengo un siamés pegado a mi pierna.
- Tengo un siamés pegado a mi páncreas, y es imposible separarnos por compartir tanto órganos vitales.
- Tengo un siamés, un gato siamés.
- No estoy ebrio.
- Tengo una tijera.
- 156984 546 3216879
- ·%&·)·"= %$·=)= "·=(·$=&
- Soy azul.
- Tengo buenos pensamientos.
- La mayonesa no me gusta. (No es que en esta dimensión me guste, la odio! Pero no creo que ningún yo, esté en la dimensión que esté, vaya a ser tan tonto para comer mayonesa! Eso no cambia.)
- Soy un tiburón.
- No existo.

Y como no existo, me voy. Chau.

jueves, 11 de octubre de 2012

Razones para comprarse una motosierra


La gente que deja cajones abiertos merece ser abierta como los cajones.

Las viejas del bondi.

Hace mucho ruido mientras matas a las personas, pero es un ruido que va casi a coro con los gritos de dolor. (Si, hay motosierras en DO y motosierras en LA -se pueden conseguir en otras afinaciones también-)

Te hace ver más rudo y musculoso.

Podes usar tu motosierra con una camisa a cuadros y es genial.

No hay nada que no puedas atravesar con una motosierra.

Las tardes serían más divertidas.

Las noches, menos aburridas.

Es divertido limpiar los restos de vísceras de sus dientes.

Podés tener tu propia heladera con extremidades humanas en casi perfecto estado.

No se te van a acercar los vecinos molestos a preguntar qué pasó.

A tu perro le va a encantar!

Podés sacarle un poco de nafta y armar una molotov al instante.

Adiós a los molestos árboles que te tapan el sol en invierno!

Te abre la cabeza. Maaaal!

Si tenés un tipo muy alto que te tapa en el cine, lo partís al medio. Literalmente.

Con un poco de pericia y delicadeza, podés usarla para abrir sidras.

Un asalto a un banco puede ser incluso hasta divertido.

Si hay un apocalipsis zombie, vas a ser seguro el más popular. Y el que mejor la pase.

Si se le acaba la nafta, la podés usar para golpear. O como ariete, para abrir puertas.

Podés amenazar a la gente en la calle.

Si el bondi no te abre la puerta, la abrís vos.

Podés hacer luchas de motosierras con tus amigos.

Y por sobre todo, siempre vas a ser respetado y admirado por quienes te rodean.

Nada más.

jueves, 4 de octubre de 2012

Vegetales e Ideas


Las modas abarcan todas nuestras vidas y todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos. Y así como un modelo de pantalón copa las vidrieras destronando al modelo anterior, ciertas ideas se entreveran en nuestras neuronas colapsando todo el sistema y produciendo así grandes cambios en algunas de nuestras actitudes o pensamientos. Una moda que actualmente revoluciona nuestro mundo, es la de la alimentación. Algunos se consideran omnívoros, es decir, que comen sin problemas cuanta comida transite por sus platos, cualquiera sea su origen. Luego, tenemos a los vegetarianos, que comen vegetales y productos derivados de animales, como ser huevos y leche (también llamados ovolactovegetarianos). Los veganos, en cambio, no comen ningún derivado de animales ni nada que haya sido producto del esfuerzo o de la vida de uno de ellos.

En lo personal, me encantan los animales, pero no puedo dejar de comer carne. Está bien. Muchos dirán que soy un monstruo porque colaboro con la matanza de animales para nuestro beneficio personal, pero creo que todos, por más veganos que sean, contribuyen a lo mismo por el sólo hecho de ser humanos. El ser humano destruye, el ser humano mata por matar y el ser humano odia al ser humano! (por eso los odio a todos). La gente no se da cuenta de que para plantar vegetales hace falta tierra, que para esa tierra se deforestan bosques, se esteriliza el piso por los químicos (que a su vez tienen restos de animales), y se utiliza el ganado para arar la tierra, o incluso a niños! Entonces, podríamos decir que consumiendo sólo vegetales, también hacemos mal a los animales y al medio ambiente.

Internet ayuda, o intenta, a esparcir las ideas de estos nuevos tipos de alimentación de las formas más violentas imaginadas. Por ejemplo, se ven muros de facebook infestados de imágenes de animales muertos, videos de matanzas y demás cosas de mal gusto, que no tengo ganas de ver mientras estoy leyendo qué problema tuvo mi amigo en el bondi con las monedas y la sube.

Pero cómo podemos distinguir a una persona que haya adoptado estas costumbres alimenticias por moda y no por una ideología sólida? Aquí paso a detallar las diferencias:

Los que lo hacen por ideología:

- Conocen las propiedades de los alimentos y saben utilizarlas. Leyeron y se informaron debidamente.

- Tienen mascotas, pero las dejan vivir como mascotas, sin acosarlas todo el tiempo.

- Pueden tener una conversación coherente sobre alimentos sin insultar ni menospreciar a quienes piensan distinto.

- Saben cómo plantar y cosechar, y tienen huertas orgánicas donde puedan (incluso en balcones y macetas), lo que lleva mucho trabajo.

- viven una vida común, sin molestar a los demás con sus planteos todo el tiempo, suelen ser tranquilos y maduros, y respetan mucho las diferencias ideológicas.

Los que están en la moda:

- Tienen un perro al que disfrazan y visten de colores (por lo general son perros chicos y peludos, tipo caniche) y los tratan como a un niño. El pobre perro sólo quiere correr y ser feliz, y se pregunta por qué tiene una cucha de tres pisos con piscina incluída, si lo único que quiere es correr en el pasto y embarrarse, para así ir con sus patitas embarradas a saludar a todos.

- Tienen MUCHO tiempo para cocinar y cocinan recetas complicadísimas que tardan siete días en hacerse. Así que ya de por sí, de las pocas cosas que pueden comer, tienen que esperar mucho para poder hacerlo. Yo me comería las semillas crudas en el intento.

- Tienen la idea de que comiendo vegetales el mundo se salvará, y viven haciendo estadísticas y cuentas del tipo "Siete semillas de girasol equivalen a medio churrasco ".

- Suelen meditar y tener tendencias semibudistas, supuestamente para mejorar su calidad de vida y elevar así sus almas, pero sólo consiguen darle dinero al señor Shankar.

- Dicen tener superpoderes, que no se enferman, que se sienten más fuertes. (Yo no me animé a probar, por las dudas. Mirá si de golpe me vuelvo superhéroe... no me gustaría tener una doble personalidad).

- Usan el feng-shui hasta para acomodar las arvejas en el plato, de manera exagerada.

- Necesitan hablar todo el tiempo de los alimentos que comen, para hacerse notar y que los critiquen, para que cuando uno les diga "che, que complicado que es llevarte a comer" respondan con una indignación forzada y una sonrisa oculta de satisfacción "sí, pero por lo menos yo no mato animalitos".

- Dicen amar a los animales, pero estoy seguro que en sus casas hay matamosquitos, matacucarachas, y alguna vez usaron venenos de diversos tipos (como para ratas, para plagas en las plantas, etcétera).

- Deben perseguir a todos los demás imponiendo su ideología, y a pesar de ser -supuestamente- pacifistas, menosprecian e insultan a quienes no sean como ellos y coman lo que se les antoje. Algunos incluso son peores que los vendedores de perfume que hostigan y molestan a la gente en la calle, tirándoles ráfagas de olor barato, con esperanza de que alguien les compre.

- Compran sus productos en lugares carísimos, con la promesa infundada de que son orgánicos y cien por ciento naturales, basándose en la nada misma.

- Viven en el nutricionista porque tienen problemas de anemia (parecen fantasmas de lo blancos que están), de calcio (se les para una mosca encima y les quiebra el brazo), etcétera, y se pensaban que comiendo un tomate por día iban a estar bien e iban a salvar al mundo.

Ahora, para finalizar, los dejo con una interrogante.

Supongamos que una persona vegana tiene como mascota un perro. ¿Ese perro también come vegetales? Porque si le da alimento balanceado al perro, éste seguro tiene ingredientes animales (que el perro necesita) e iría en contra de todo el pensamiento que describimos anteriormente. Me imagino que si le caemos a firulais con una zanahoria, al instante va a aprender a hablar y nos va a decir, son su mejor cara de perro "¡Flaco! ¡¿Qué me estás dando?!" al tiempo que rompe la botella de whisky que estaba tomando contra la pared y corre sin collar rumbo a la calle, para nunca más volver.

Y así es como terminamos navegando entre las modas, hasta que un día se ponga de moda comer cascotes, y de tanto comer cascotes nos vamos a meter a la pileta y nos vamos a hundir hasta morir ahogados por su peso.

¡Mejor comamos mosquitos y cucarachas, que a nadie le importan!



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cuando Todo Explote


Por la ventana, del lado de afuera, me miraba fijamente un hombre vestido de gris, sin expresión. Me acerqué a la ventana despacio, y sin moverse, permaneció allí algunos minutos. Sonaba el teléfono, la televisión se prendía y se apagaba sin mostrar imágenes, el microondas se prendió, la heladera se apagó y el timbre sonaba de forma entrecortada mientras miraba a los ojos al extraño hombre parado bajo la lluvia en mi jardín.

Sus pupilas se dilataban mientras, estático, miraba al cristal sin ver del otro lado, y yo, acercándome, mirando hacia el otro lado sin ver el cristal. No sentía miedo, pero tenía una curiosidad inocultable, mientras avanzaba ya casi llegando al vidrio de la ventana con una de mis manos. El hombre parpadeó una vez, las luces se cortaron por un instante. Volvió a parpadear, el televisor empezó a mostrar manchas en blanco y negro que parecían aceite y agua.

Finalmente, el hombre cerró los ojos bruscamente al mismo tiempo que mi mano tocó el vidrio. El microondas explotó, dejando una estela de chispas que caía al piso junto con el cable, que aún conectado, se mezcló con el charco que dejó la heladera al apagarse.

Recuerdo una explosión.

Ahora llovía, y yo estaba atrás del vidrio, sin parpadear, mirando para adentro y deseando que alguien toque el vidrio nuevamente.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La Escondida


Nadie nos vencía en las escondidas. Éramos los mejores, así que hicimos un pacto. A partir de ese momento, uno de los dos contaría diez años, y al finalizar la cuenta, iría a buscar al otro por cualquier parte del mundo, y "picar" al otro en esa misma pared.

Hicieron la ceremonia del sorteo, donde uno de ellos sacó el palito más fino, quedando así como el contador, mientras que el restante, se condecoró como el buscado. No se verían por, como mínimo, los próximos diez años.

El tiempo pasó, y los niños dejaron de serlo. Nunca más supieron uno del otro, hasta que una carta certificada llegó a casa del contador que él mismo se había enviado diez años atrás, y hasta casi había olvidado.

Ese mismo día, comenzó la búsqueda. Primero, en el barrio de siempre, luego en los alrededores. No pudo encontrarlo de forma inmediata, por lo que comenzó a buscar información. Habló con todos los vecinos, anotó un cuaderno entero con los testimonios y suposiciones de las personas que vivían cerca, aunque algunos se contraponían con ellos mismos, contando relatos imposibles, teorías absurdas y mentiras alevosas.

Cinco años más duró la búsqueda, hasta que, saliendo de una casa en Madrid, España, se encontró con el buscado. Sin decir nada, los dos hombres se miraron, y salieron corriendo, dejando todo atrás, totalmente serios.

La vuelta no fue fácil, luchando entre ambos por ver quién conseguía el pasaje de avión más temprano, gastando así todos sus ahorros en el servicio más caro y personalizado que una línea aérea podría ofrecer.

Uno tomó un vuelo, y el otro, otro con apenas minutos de diferencia.

Ambos fueron mirando por la ventana todo el vuelo, sin comer, sin dormir, tan sólo tomando un pequeño vaso de agua (uno de los dos tomó soda) que la azafata les regaló con una sonrisa.

Del aeropuerto, era un viaje de dos horas. Uno optó por tomar un micro escolar que transportaba tomates, que enganchó justo a la salida del aeropuerto. El otro, consiguió casi quince minutos después, que un motoquero lo acercara al destino, ya que iba de paso.

Estaban a metros de la puerta que deberían cruzar para llegar al destino. Se vieron a la distancia y comenzaron a correr con todas sus fuerzas. Cruzaron la puerta casi al mismo tiempo, llevando uno de ellos diez centímetros de ventaja. Corrieron y corrieron por el pasillo que daba al patio, que daba al fondo.

Al llegar al fondo, buscando tocar la pared y ganar el juego, se quedaron anonadados al darse cuenta que la pared había sido derribada, y el fondo en el que jugaban ya no era ese fondo. El lugar donde habían estado, había desaparecido.

Los hombres, sin mirarse, se quedaron parados unos minutos, y comenzaron a reírse a carcajadas, casi hasta quedarse sin aire.

lunes, 10 de septiembre de 2012

HOLA JIRAFA PUNCH - Cadáver Exquisito Comunitario #1


Hola jirafa punch petuña cabeza. Milanesa de glande. Locura chapoteando escupitajo, chuleta eterno. Revolución fascinación cuiii. Pelotas, tortuga en astuto! cayendo demencial si... rinoceronte.

Mueca choto, huevo sin genio, camino luciérnaga socotroco entre tortilla, donde jamón ensiestamiento, chocolate!

Miau. Gestionar azules cuando correr, deslizándose... zanahoria revolución sinequanon. Casi tenedor escuchándote volitivo metafóricamente. Corriendo agosto unplugged mondongo.

Dejadez hermafrodita, lágrimas impala colores. Pedrusco cristal. Sandalia imposible oruga, cacatúa lúgubre guadaña cuernos, sueños perro; nervadura triste.









------------------------
Para los que no saben:
Este fue el resultado del primer cadáver exquisito de Parado en el Abismo, convocatoria que fue organizada por Facebook, (http://www.facebook.com/pages/Parado-en-el-Abismo/181490181887329) donde cada uno que lo desee, debía enviar una palabra para que, por orden de llegada, se arme este texto. Entre los participantes, se sortean cinco colecciones completas de abismitos + postales coleccionables.

Para los que sabían:
¡Gracias por haber participado! Hubo más alcance de lo esperado, y se ha formado una gran masa palabral con uniones muy interesantes. 

Los ganadores se darán a conocer el martes por la noche, ¡Estén atentos al Facebook! (De todas formas, serán avisados por mail aquellos que hayan ganado).

Pronto, más juegos, más abismo, y más odio para todos.

Si, los odio igual.

martes, 4 de septiembre de 2012

Un Texto Como La Gente


Estamos acostumbrados en nuestra cotidianeidad, a decir y aceptar ciertas frases armadas, que tomamos sin pensarlas o sin profundizar en ellas.

Resulta que cebamos un mate mediocre, y se nos tapó la bombilla (como suele pasarme el 99,9% de las veces que preparo mate), cuando uno de la ronda, intentando tomar, nos dice "Dejá que voy a armar un mate como la gente". Y ahí es cuando queda esta pequeña frase de tres palabras que se puede anexar a casi todo, que es "Como la gente".

Pero... ¿Qué es ser como la gente?

Palo Pandolfo, dice junto a Los Visitantes "La gente no sabe y miente, inventa y fabrica tanta trampa".

Entonces, ¿vas a armar un mate inventado, con trampas?

Como tengo menos filantropía que una piedra, podría decir con total convencimiento que odio a la gente tanto como odio golpearme el dedo chiquito del pie con la puerta cuando busco un vaso de agua por la noche.

Entonces, ¿Por qué queremos que todo se haga como la gente? ¡Si la gente hace todo mal!

O peor aún... si me dicen que haga algo como la gente, ¿Significa que no soy gente? Está bien que los odie a todos, pero aunque se me tape el mate, seguiré siendo, desgraciadamente, una persona.

Creemos que somos gente que no hace cosas como la gente. ¡Pero en realidad sí las hacemos como la gente!

Usamos las cosas mal, atamos con alambre, miramos a la hermana de nuestro mejor amigo, somos desorganizados, no podemos evitar pasar el dedo por una torta llena de crema minutos antes de cantar el feliz cumpleaños, tratamos de poner un fitito a 200km/h, usamos anteojos de sol en lugar de casco cuando andamos en moto, y nos preocupamos más por llegar temprano al trabajo que por dormir cinco minutos más.

Si eso es hacer las cosas como la gente, ¡espero reencarnar pronto en una babosa, y hacer las cosas como las babosas!

domingo, 2 de septiembre de 2012

Septiembre

Hubo un Septiembre que fue blando. Atravesaba el tiempo como un adoquín atraviesa una ventana, pero sin dejar pedazos ni huellas. Atravesaba el aire como una bala creando un pequeño agujero por su incontrolable energía en línea recta.

Septiembre aplastaba los peldaños que quedaban arrinconados, inofensivos. No se decidía entre el frío o el calor, pero avanzaba con una potencia ensordecedora.

Septiembre, como una locomotora, fue barro, fue impulso, fue un segundero en reversa, que de pronto aceleró desmoronando todo a su paso.

Corría ciego y a sus espaldas, fuego. Explotaban llamas que quemaban casi como el peor de los hielos. Retumbaban los espejos a punto de derretirse. A punto de desaparecer.

¡Desaparecer! ¡Septiembre!

Quiso disolver sus fuerzas, pero era tarde. Ya había clavado las estacas. No era temporal. No era finito. No era mortal. Corría hasta doler. Dolía para poner su mente en blanco. Septiembre dolía. Septiembre, como espina, punzante. Septiembre no detendría.

Pero tal vez a Septiembre no le importaba. A fin de cuentas, era sólo tiempo.


lunes, 27 de agosto de 2012

Seguridad Informática

Hace varios años, internet era un pasatiempo agradable para distenderse y relajarse, ya que nuestra única preocupación era nuestra cuenta de Yahoo o Hotmail. Enviábamos y recibíamos mails, veíamos sitios con muchos gifs animados de fondo que nos hacían estallar los sentidos, y amables melodías midi que nos invitaban a pasar un buen rato frente a la pantalla.

Con la llegada del Messenger, sobre todo, esto cambió. Se abrió un dilema casi existencial que derivó en el suicidio en masa de muchos internautas (o por lo menos así me gusta pensarlo): La existencia de dos contraseñas. Los más confiados, usaban la misma contraseña de hotmail, total, era casi lo mismo, pero los más paranoicos, utilizaban otra. Esto generaba ciertos problemas de no saber qué contraseña habían puesto en cada cuenta, pero se solucionaba enseguida, por descarte, ya que eran sólo dos, entonces, por proceso de eliminación, si no era una, era la otra.

Hoy, en la era informática que nos empapa de sitios interesantes que nos sirven para desperdiciar nuestro tiempo y se convierten en lo que Tinelli es en televisión, nos obligan a seguir ciertos estándares y caprichos para gestionar nuestras cuentas. Es entonces, cuando de repente, habiendo utilizado Internet por estos últimos diez años, gradualmente y de a poco, fuimos acumulando cuentas aparte de la de Hotmail y MSN, como ser Fotolog, Facebook, Yahoo, Gmail, Youtube, Twitter, LinkedIn, Wordpress, sitios de descargas de películas, Taringa, foros de diversos temas, etcétera, etcétera, etcétera.

Nos rodea entonces, la incertidumbre de qué contraseñas poner en cada cuenta. Si la misma para todo y ser totalmente vulnerables a que cualquier amigo que conozca nuestros gustos adivine que pusimos "milanesaconpapasfritas" de contraseña a todas las cuentas, y de repente veamos que en nuestro perfil de facebook hay fotos de travestis, en el Linked In figura que laburamos como testers de supositorios XL, y en Twitter seguimos a toda la farándula de Soñando por bailar y respondemos ansiosamente sus agudos comentarios. La otra opción, es utilizar una contraseña distinta para cada cuenta, lo que supone tener la memoria de Sheldon Cooper, o una agenda o anotador donde las podamos inmortalizar, con riesgo a que el mismo amigo que nos conoce de pe a pi (ja) la encuentre revolviendo nuestro cajón en busca de estupefacientes y todo derive en los travestis y supositorios del ejemplo anterior.

Para minimizar la cantidad de contraseñas, sería bueno utilizar sólo dos o tres que vayamos cambiando según algún criterio, para recordarla. Por ejemplo, una para emails, otra para redes sociales, otra para foros, etc.

El GRAN problema está cuando algún sitio caprichoso nos dice algo como "tu contraseña debe tener por lo menos una letra mayúscula". Es entonces cuando modificamos levemente la contraseña que veníamos usando SOLO en ese sitio, haciendo que cuando querramos volver no demos con la contraseña y nos provoque una gran ira, teniendo que, totalmente derrotado, utilizar el servicio de recuperación de contraseñas que muchas veces falla al enviarnos el mail, y terminamos creando cuentas con otros mails, o con otros nombres de usuario que jamás recordaremos.

Entonces, no queda más que recurrir a la libreta donde anotamos todas las contraseñas de cada página, y de vuelta, corremos el riesgo a que nos asocien con travestis y diversos temas que lindan con lo morboso y desagradable. Como vemos, no podemos salvarnos, y estamos destinados a vivir en la desdicha de tener de foto de perfil una mujer que hace un mes era un tipo.

Esto de tener diez mil cuentas me rompe soberanamente las pelotas, y no sólo con las contraseñas... ¡A veces no me acuerdo qué nombre puse, o con qué mail me registré!

Váyanse a la mierda, quédense ahí una quincena, y vuelvan con alfajores.

Bueno, mejor con alfajores no.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Esquinas Peligrosas


En medio de la noche, un grito rompe el silencio para soltar una agonía que muchas veces se repite, sobre todo en verano, cuando nuestros pies descalzos logran encontrarse en medio de una casi absoluta oscuridad, con la fría madera de una puerta mal cerrada, que atrae al meñique del pie hacia su cuerpo para impactarlo y
llenar de dolor la cara de su dueño.

Mi odio hacia los cajones mal cerrados, cuyo fundamento no es más que un leve TOC, también tiene su gran parte en estos dolores, fáciles de evitar.

Las esquinas de las puertas o los muebles, tienden a imantar nuestras partes más sensibles para tratar de destruirlas. Es un dolor que dura unos cinco segundos (y queda desvaneciéndose por otros tantos más), pero a veces es tan insoportable que a uno se le pianta una lágrima.

Los muebles más antigüos, que son casi siempre los más duros, nos engañan haciéndonos creer que podemos pasar por ahí con espacio de sobra, pero cuando lo intentamos, ¡PAF!, nos perfora la cadera la maldita esquina, haciéndonos pegar un saltito bastante maricón (y ni hablar si a alguno le sale un grito de esos agudos e inesperados).

Otro problema, es en ámbitos laborales, cuando de repente entramos a una oficina donde tenés una reunión importante, y al tratar de echarle un filito al mueble de al lado de la puerta, nos golpeamos de forma asquerosa y soltamos un leve pero audible "LA CONCHA DE TU MADRE", haciendo que la reunión comience a cientosetenta y dos kilómetros bajo el nivel del mar, haciendo imposible remar la situación.

La solución no es tan complicada... podríamos crear muebles con las puntas más redondeadas o cubiertas con amistosa goma eva de colores o aprender a cerrar bien puertas y cajones (que además me molesta que estén entreabiertas!).

También podríamos dejar de ser tan pelotudos y fijarnos por dónde caminamos.

Pero creo que es más fácil cambiar los muebles.

miércoles, 15 de agosto de 2012

La Noche Más Noche


Fue la noche más oscura de todas. Las lámparas, reventaban dando oscuridad y llenando el piso de vidrios pequeños. Todos los fuegos se apagaron. Todas las cajas de fósforos se humedecieron. Todos los encendedores, perdieron su ruedita o se quedaron sin bencina. Todos los aparatos que tenían algún tipo de iluminación, quedaron a ciegas.

La gente anonadada, salía de sus casas con las manos hacia adelante, esperando no tropezarce con nada.

Todos acumulados en la calle, se quedaron quietos un momento, tratando de reconocer algo en medio de la confusión. En un momento, todos empezaron a ver borroso, luego un poco mejor, y finalmente, pese a la inexistencia de las luces, pudieron ver bastante bien.

Habían salido las estrellas.

martes, 7 de agosto de 2012

Ping Pong Bancario

Admiro con horror a aquellas personas que planean los laberínticos mecanismos de defensa de las grandes empresas para desviar y marear a los clientes que, con ingenuidad, pretenden que aparte de pagar, que les brinden un buen servicio. Se ve que son dos cosas que no van de la mano.

Particularmente hoy, me vi en la entrañas de ese sistema de idas y vueltas que jamás tiene fin, y que rebotan entre llamados y pruebas a todo aquel que se aventure a tratar de solucionar un problema.

La misión era fácil: Hacer un depósito bancario.

Como los señores del banco donde tengo mi cuenta (del que no voy a dar el nombre, pero puedo decir que es un banco que viene de Francia) [JA] crearon un cómodo sistema para hacer transferencias por internet, intenté hacerlo por la web, que supuestamente tardaría microsegundos. Al llegar al último paso, me pedía que tenga registrado desde el cajero automático, mi número de celular, como una nueva medida de seguridad, que manda una clave al instante para completar la transacción. Como nunca lo había hecho, fui al banco (estoy a una cuadra).

Desde el cajero, seguí los pasos, y no me tomaba el celular. Probé con 011, con 15, con 11, con el prefijo de australia y con el que me pasó tu vieja anoche. Nada. Me decía que era incorrecto.

Pensando que el del error era yo, volví a la pc a buscar información, y aparentemente estaba todo bien, así que volví al banco. Probé nuevamente en el cajero, y me decía lo mismo, así que me acerqué al (no se si era) el gerente del banco, y me dijo que me acercara a la mesa de ayuda que ahí me iban a atender *Ping*.

El de la mesa de ayuda,  me dio una tarjeta y me dijo que llame a un número que resaltó con un fibrón amarillo *Pong*.

Llamé al número y después de unos diez minutos (casi contados) de espera, me atendió una chica muy cordial, que me dijo que iba a ver el problema. La llamada se cortó *Ping*, asi que volví a llamar y me atendió otra chica (luego de otros diez minutos) a quien tuve que explicarle TODO de nuevo. Me comentó que desde ahí ella no podía hacer nada, y que mande un mail a una casilla que me pasó, pero me dijo que quizás me respondían en 24/48 hs y si el depósito era urgente me acerque a la ventanilla. *Pong*  Me dijo también que ponga el número con 011 y sin 15 (cosa que ya había probado), pero acepté *Ping*, envié el correo y fui al banco de nuevo, por si me había equivocado, y luego de varios intentos fallidos, volví y llamé por tercera vez.

Me atendió una tercer chica cordial (luego de otros diez minutos) a la que tuve que conmover nuevamente con mi historia. La respuesta fue que no era problema de ellos, que llame a los del cajero a un número que me dio. *Pong*

Llamé a ese segundo número y luego de un rato me atendió otra persona a la que tuve que decirle todo de nuevo, y me dijo que eso era problema del banco y no de ellos. *Ping*

Como me quedaba poco tiempo (porque, como si fuera poco, trabajan hasta las 2 o 3 de la tarde nomás) fui al banco y me mandé a hacer la fila para hacer el depósito manualmente. Después de como media hora de espera, hice el trámite, y cuando salí me acerqué al (que creo que es el) gerente y le dije que quería elevar una queja, y me dijo que me acerque a la mesa de entrada (la misma donde me mandó la primera vez)  y pida una planilla para quejas*Pong*.

Fui hasta la mesa y hablé de nuevo con el mismo tipo, a quien tuve que explicarle todo de nuevo porque no se acordaba, y le pedí una planilla para hacer una queja y me respondió "Para hacer una queja tenés que mandar un mail a -y me dio la misma tarjeta que la primera vez, marcando con el mismo fibrón amarillo el mismo mail que me había pasado la mina del teléfono-, a lo que respondí cordialmente "Hace dos horas que me tienen dando vueltas, quiero hacer un reclamo por escrito", el señor me repite "tenés que enviar un mail a..." *Ping* y me extiende la tarjeta, a lo que amistosamente y frente a la gente a la que me había colado, le respondo "Metétela en el culo", y me fui, temiendo caer nuevamente en ese laberinto de llamados y esperas que me consumió todo el horario del almuerzo.

El ping pongo había comenzado de nuevo.

Los odio a todos.

(Estoy pensando mandar un correo al mail que me dijeron con un link a esta entrada. Eso sería genial!)


lunes, 30 de julio de 2012

Signos


Bob Marley, alguna vez dijo que hay que vivir no para que se note nuestra presencia, sino para que se sienta nuestra ausencia. Y es así, como vemos ausentes ciertos detalles en nuestra escritura, que se sienten y sobre todo, a los que solemos estar expuestos a contenidos de Facebook publicados por negros cumbieros a los que sinceramente les chupa un huevo que se entienda el mensaje, mientras que alguna pibita con calzas abultadas les ponga un "Me Gusta" en su hediondo comentario.

Entonces, vamos a explicar un poquito, y de la forma más violenta posible, el uso de algunos signos que quizá algunos no estén muy acostumbrados a colocar en sus escritos:

El punto, indica que hay una pausa y marca el fin de una oración. Si juntamos tres puntos, son puntos suspensivos. Pero son TRES! Ni cuatro, ni dos, y van cuando uno necesita, justamente, dejar picando algo, como por ejemplo "Hoy te llamé..." (Esos puntos, en este caso, dan a entender "hoy te llamé, pero no me atendiste porque no querías devolverme los diez pesos que me debés de la pasta frola del otro día, forro").

Para dar alguna definición, o dejar en claro algo, podemos usar los dos puntos, pero no son horizontales, sino que están uno encima del otro (pero sin tocarse, pervertido!). Ejemplo: "Ejemplo:".

También existe el punto y coma, ";", pero no lo usen porque no sirve para nada. Está fuera de onda, como ponerse gomina.


La coma, en cambio, es una pequeña pausa que puede variar el sentido completo de una frase. Por ejemplo "Ayer me encontre con tu hermana trola" - "Ayer me encontré con tu hermana, trola". En el primer ejemplo, notamos que el insulto va dirigido hacia la hermana del receptor, y además, al etiquetarla con el adjetivo prostitutivo "trola" (Conjugado en Futuro Imperfecto Lleno de Bepis), damos a entender que quizá esa no sea la única hermana que tiene, pudiendo tener así un número indefinido de hermana, dependiendo de lo rápida que haya sido su madre en sus años de juventud. El segundo ejemplo, en cambio, dirige el insulto el receptor del mensaje, cosa que puede resultar aún más ofensiva.

Para los que se lo están preguntando, NO, NO EXISTEN COMAS SUSPENSIVAS. Así que los que ponen "Hola,,, cómo estás?" pueden llenar una pileta de pintura, sumergirse y morir ahogados por la piel.

Las comillas, sin embargo, no son comas pequeñas. Son dos comas, probablemente drogadas, que se elevan al superíndice de las palabras, marcando probablemente una cita.

Por ejemplo, si yo vi un cartel que dice "Son todos putos", lo pongo así, entre comillas, para indicar que no lo dije yo, sino que lo vi en otro lado y solo lo estoy transcribiendo.

Son todos putos. (Este si lo dije yo, para todos ustedes. Por eso no tiene comillas).

Hay comillas simples, que pueden usar para citar dentro de una cita. O sea, vos salís con una mina a un restaurante, y de repente te llama otra para arreglar para mañana, entonces ahí ponés la comilla simple, porque estás en una cita ya, pero a su vez estás citando a otra para mañana. Se entiende?

Y ni hablar de los energúmenos que hacen las comillas con las manos. Voy a empezar a llevar clavos de diez centímetros para claváselos a lo largo de los dedos índice y mayor, y burlarme de ellos cuando, en plena agonía, no puedan hacer más citas con sus deditos.


También me gustaría saber qué tienen en la cabeza aquellos que, tal vez sin pensarlo, usan las comillas para todo. Como puede ser "algo así", totalmente carente de sentido y que me dan ganas de implosionar.

Hoy me limito a estos pequeños aportes a la escritura moderna. Tal vez en un futuro lejano hable de corchetes, paréntesis y llaves, o de tildes y acentos, o de tu vieja. Tal vez.

Ustedes dirán "Qué puede enseñarme sobre escribir alguien que hace uso excesivo de las comas, y que sólo utiliza el signo de cierre de exclamación y de pregunta, al estilo inglés?".

Yo les digo, "Ok. Hacete un blog y criticame si te la bancás!".

Los espero.

Y voy a citar nuevamente a Bob Marley, cuando en la cumbre de su carrera, cuando su productor le decía "Bob, ese tema no va a pegar...". Marley lo miró a los ojos, y le dijo "Tomate un vino y olvidate". 

Así se convirtió en leyenda.

martes, 24 de julio de 2012

El Único


Había una especie de animal que sólo comía un tipo de alimento. Una vez, nació un especímen al que no le gustaba esa comida, y decidió optar por otra variedad.

Lamentablemente, su estómago se hinchó, explotó, y el animal voló en mil pedazos tan sólo al comer el primer bocado del nuevo alimento.

viernes, 20 de julio de 2012

Esto no es un post acerca del día del amigo.


Amigo es el que, cuando sabe que estás hasta las manos con entregas o trabajos, te invita a la mejor salida, y le tenes que decir que no.

Amigo es el que te deja un wallpaper con fotos de travestis en la pc del laburo, sin avisarte.

Amigo es el que agarra tu celular y manda insultos a contactos al azar.

Amigo es el que aprovecha a hacerte goles en en PES mientras vos estás sirviendo

cocacola (que él te pidió), y luego alardea el resultado.

Amigo es quien llega tu casa, se come tu comida, te hace chistes sobre tu vieja, juega con tu perro, y deja la clave del facebook en tu pc.

Amigo es al que le prestás $200 y te los devuelve, de a poco, pagándote una o dos cervezas por salida.

Amigos son los que te cagan a trompadas, sólo porque les gusta sentir el impacto de su puño contra tu hombro.

Amigos son los que le ponen mayonesa a tu paty, porque saben que odias la mayonesa!

Amigo es el que discute con vos hasta las ocho de la mañana si son mejores los thundercats, los halcones galácticos o las tortugas ninja.

Amigo es el que sólo te dice cuánto te quiere cuando está en su nivel máximo de ebriedad.

Un amigo es una luz, brillando en la oscuridad. Edenor quiere que tengamos millones de amigos, prendidos a la vez. Putos.




¡Por eso los odio a todos!
---------------


Pueden ver más frases a lo largo del día de hoy, en el Twitter @desdeelabismo o el facebook.com/paradoenelabismo

viernes, 13 de julio de 2012

Gusano


Un gusano vivía en una manzana verde. No le gustaba, no le convencía, pero las manzanas rojas eran para gusanos populares. De hecho, era de tan mala calidad, que a los costados del pequeño agujero que había hecho el gusano para entrar, comenzaron a aparecer grietas.

Las grietas fueron cubriendo toda la manzana, hasta dibujar su piel con pequeños trozos marcados, estables.

El gusano esperaba dentro, expectante de lo que podía llegar a suceder.

Un temblor azotó el interior de la manzana verde. Comenzó a temblar. Dentro, la manzana empezó a moverse. Un agujero redondo perfecto se hizo al lado del gusano. Luego otro, y luego otro.

La manzana verde se tambaleó mucho, y luego entró en suspensión. La gravedad se hizo cero. El gusano, medio flotando, vio desde uno de los agujeros cómo el piso se acercaba. Logró justo a tiempo, mirar hacia arriba y ver como una mancha roja se alejaba rápidamente del borde de la mesa, una milésima de segundo antes de que la manzana verde explotara contra el piso.

lunes, 9 de julio de 2012

Curiosidad Dominguera

Los seres humanos somos biodegradables.

martes, 3 de julio de 2012

Crónicas Ascendentes

Ascensor, nueve de la mañana. Veintiséis personas en un cubículo de dos metros cuadrados esperando llegar al piso correspondiente, de los tantos que ofrece el edificio. 


La alarma de sobrepeso canta su ópera prima, por lo que algunos deben bajarse. Obviamente, se miran entre los últimos que entraron casi sorteando con las miradas en una especie de "piedra, papel o tijera" mental, en que el perdedor se va, cabizbajo, al pasillo, a esperar nuevamente otro ascensor. Esto, frente a las miradas de muchas personas (que están dentro y fuera del cubículo ascendente, incluyendo a la mina que te querías levantar) que se sienten satisfechas de una forma hasta casi cínica, de haber podido permanecer en su lugar y que no hayan sido ellos los que, derrotados, deban esperar al siguiente.


Aclaración: Si por ejemplo, las tres últimas personas en entrar fueron dos viejas y vos, al sonar la alarma las viejas te van a mirar con caras de "soy vieja, no podés hacer nada al respecto y te re cabe" e inmediatamente perderemos el derecho a viajar en ese ascensor sin practicar el duelo de miradas anteriormente mencionado. ¡Maldita inmunidad jubilada!


Personas irritantes, si las hay, son aquellas que entran al ascensor y le dicen al que está más cerca de los botones el número de piso, sin más. Es decir, la puerta se abre, entra un total desconocido y te dice "al cuarto". ¿Al cuarto de quién, vieja dinosáurica?. No exijo mucho, pero un "buen día" y un billete de diez harían que apretar botones para desconocidos suponga una tarea más tentadora y gratificante. (Y ni hablar de un "gracias").


Después, tenemos al modelo ejecutivo, que se sube hablando por el celular, casi gritando (una variante que me rompe más las pelotas son los que hablan por nextel), y que hablan naturalmente, como si estuvieran en su casa. ¡¡¡PERO NO ESTÁN EN SUS CASAS!!! ¡Están en una maldita caja con más personas! Te gritan al oído cosas que no querés escuchar, cosas que no te interesa saber, y te cortan cualquier pensamiento propio que podías llegar a tener, o esa canción que justo estabas escuchando y querías que nadie te la corte.


Algo que me irrita quizás más que los celu-hablantes, son aquellas personas que, por carencia de celular, o de contactos en el mismo, buscan la aproximación face-to-face y tratan de establecer una conversación con vos, oh, pobre viajante del ascensor que su único anhelo es llegar al piso diez sin que nadie te rompa las pelotas. Entonces, entran con un "buen día", a lo que uno DEBE responder con un saludo similar, y ahí, el silencio más incómodo que calzones de lana, hasta que rompe con una frase al estilo "¿vas al décimo? Me dijeron que hay una buena vista desde ahí", a lo que vos respondes un seco "sí", y sin captar el mensaje de bloqueo en tan corta expresión, siguen: "yo antes iba allá, ahora me bajo en el noveno, que no tiene tan buena vista como el décimo, pero bueno..." y mientras, en tu cabeza, estás repasando todas aquellas escenas de películas de terror donde masacran gente de forma inescrupulosa. El viaje termina con un incómodo "hasta luego", que vos preferís que sea un "hasta nunca, pelotudo".


Luego, están los graciositos que aprietan todos los botones al bajarse (la gran técnica del lechero). Entonces uno se sube feliz de haber enganchado el ascensor sin nadie adentro (sobre todo sin viejas) y resulta que la travesía vertical se complica al parar en TODOS LOS PUTOS PISOS. Esto no supone más problema que esperar un rato, cantar nuestra canción favorita y repasar los movimientos de yoga de la última clase.


Gente desagradable, si la hay, son aquellos que, sin importar si el ascensor está lleno, vacío, o prendiéndose fuego, deciden aportar restos de la comida del día anterior al escaso oxígeno del cubículo, mezclándolos en una magistral trenza de gases que más de uno creería lacrimógenos. Este individuo se caracteriza por mirar hacia el techo (usualmente para distraer a los demás de su casi vandálico acto). ATENCIÓN: Si además de mirar al techo se pone a silbar, traten de bajarse en el piso siguiente que la cosa pinta muy mala. El ascensor corre el riesgo de explotar a lo misión imposible, y ningún Tom Cruise te va a salvar.


Ahora, no hay momento más desagradable que la combinación entre la mala suerte del anteúltimo punto y el desgraciado del anterior, siendo esta ensalada de casualidades lo que normalmente se llama"un bajón". Lo recomendable es salir lo antes posible, o practicar un hara kiri al instante para evitar el inminente sufrimiento.


Por eso siempre considero mejor subir las escaleras. No por el ejercicio, eso es mentira. Nadie va a sacar gambas por subir y bajar una vez por día diez pisos. Ahora, si querés tener unos gemelos de verdad, deberías subir y bajar esos mismos diez pisos unas... quinientas veces por día. Puto.


En conclusión, yendo por las escaleras, la gente no te obliga a salir de ellas si está atestada, nadie quiere hablarte mientras las camines, hay oxígeno suficiente para todos aquellos que quieran soltar gases nocivos (si la escalera es externa, se los lleva el viento, literalmente), la gente hablando por celular o nextel resulta menos irritante, uno controla casi por completo la velocidad de subida y en qué piso bajar, y sobre todo: 


¡NO HAY VIEJAS! 


Ellas van por el ascensor.







martes, 26 de junio de 2012

Pregunta Cósmica

¿Por qué cuando uno le dice a otra persona que es imposible chuparse el codo, inmediatamente ésta trata de chuparse el codo?

lunes, 18 de junio de 2012

Bajo la Parra


El olor a las uvas caídas se hacía espeso en el aire. La luz del sol buscaba los recovecos entre las hojas para llegar al mosaico de baldosas blancas y rojas, desteñidos por los miles de pasos que habían soportado. 

Los ladridos se atenuaban por la distancia, y a lo lejos, algunos graznidos interrumpían la calma en el aire. La brisa, leve, sorteaba las hojas, los racimos, las ramas y e incluso a algunas abejas que se acercaban a trabajar.

Las moscas también se acercaban, y se acumulaban entre los racimos del piso, caídos varios días atrás. Una jaula grande, vacía, mecía algunos alambres que sonaban levemente. 

Los sonidos metálicos de los cubiertos a lo lejos, gritaban que el mediodía estaba cerca, y el olor a tortilla confirmaba que faltaba poco para comer.

Algún que otro auto pasaba por la calle, a unos metros, invisible desde esa posición por las espesas enredaderas que trepaban por los alambres que daban al jardín. Los mismos alambres que hacían de estructura para la parra que cubría todo el patio.

El calor de los pocos rayos de sol que caían, bastaba para que sólo necesite una remera, que por cierto tenía grandes manchas de barro. Con la respiración agitada, transpirando de tanto correr, me encontraba en el piso, con los brazos extendidos, y una indeleble sonrisa en mi cara.

viernes, 15 de junio de 2012

El Mínimo


Iba sentado en el colectivo en el penúltimo asiento, ese que está justo adelante de la puerta. Mi favorito sin dudas, escuchando algunas canciones que no recuerdo en este momento. Un hombre de unos 70 años, con la boina en la mano y un saco azul marino que lo protegía del tortuoso frío de las ocho de la noche de un julio helado, sube y pide $1,10 al colectivero. El mínimo. Lo que alcanza para unas cuadras.

Al llegar a esas pocas cuadras, donde el boleto le permitía ir, se paró, toco el timbre, y cuando el colectivo se detuvo, bajó, e inmediatamente se apresuró a llegar a la puerta delantera de nuevo, para volver a subir, con su boina y su saco. Pidió nuevamente $1,10 y volvió a sentarse.

La escena se repitió una vez más. El viejo se paró al llegar a la cuadra límite que el boleto le permitía bajar, tocó timbre, descendió, y corrió como pudo hasta la puerta, para subirse nuevamente, pagar $1,10 y sentarse, como en un bucle casi surrealista.

Una vez más, y otra más, el viejo bajaba, luego subía, pagaba $1,10 y volvía a sentarse.

Al chofer no parecía moverle un pelo que el viejo suba y baje y vuelva a subir una y otra vez. En un momento hizo cara de "este viejo loco..." pero no dijo nada y se limitó, con una frialdad digna del invierno en el que estaba sumergido, a cobrarle el boleto que el viejo pedía.

En un momento, el colectivo pasó la cuadra límite y el viejo no bajó. Pasaron tres cuadras más. Nada. Otras dos. El chofer lo miraba por el retrovisor, incómodo. Hasta que respiró, tomo aire, y le dijo "señor, su boleto llegaba hasta Alvear... diez cuadras atrás". El viejo, con una calma casi budista y una calidez de sonrisas, se puso la boina, le agradeció, se disculpó, y bajó para no subirse más.

Lo vi de espaldas mientras caminaba despacito hacia la oscuridad que proponía la niebla, temblando un poco por el azote del frío.

lunes, 11 de junio de 2012

Nota Editorial #9

Estimados amiguitos abismales:



Tengo el agrado de comunicarme con ustedes, para comentarles que este querido espacio acaba de iniciar su cuarto año de vida. En este cuarto año dimos vida a muchas cosas, por ejemplo al Facebook , al Twitter , a los queridos abismitos!

Y se vienen otras quizás más geniales, quizás no, pero van sumando un número grande de cosas! Y eso es lo importante. Tener muchas! El gran Woody Allen, decía que "el 90% del éxito es insistir", así que seguiré por acá, escribiendo cosas que creo que deben ser escritas, para sumar.

Todo va indicando que la Dominación Mundial (sí, en mayúsculas) es casi imposible de detener.

¡¡Gracias a todos!!

Au revoir!

Pablix Pebablds
Vicepresidente Junior

domingo, 3 de junio de 2012

Nuevo


- Che, ¿te gusta este pantalón que me compré?
- No... la verdad que no.
- ¡Pero lo pagué seiscientos pesos!
- Pero... te queda como el orto.
- Callate, ¡vos no entendés nada de nada!
- Entonces, ¿Para qué me preguntàs?
- Pensé que ibas a ser más inteligente...
- Tenés menos idea de pantalones que Mickey Mouse de vodka.
- Uh, tomamos un vodka?
- Dale, pero sacate esos lienzos ya, que me dan asco.

lunes, 28 de mayo de 2012

Curiosidad Dominguera

La gente mientras viaja en colectivo piensa en qué piensa la gente mientras viaja en colectivo.

domingo, 20 de mayo de 2012

Aguanieve


Las nubes enviaban sus tropas a lanzarse desde lo más oscuro del cielo. Luego de la señal del relámpago, las gotas prepararon su ataque, inflándose y tomando coraje.

El trueno era la campanada esperada para saltar a la nada. Fue entonces cuando un millar de gotas iracundas, caían del cielo para cumplir su misión kamikaze, cayendo con una irreversible fuerza que las hacía sentir de acero. Confiadas por su impecable caída a gran velocidad, empujadas por la gravedad misma, buscaban destruir todo lo que tocaran en su caer.

Al impactar, fueron muriendo de a una, en breves explosiones que lograban apenas a mover el pétalo de una flor. Juntas, habían logrado crear algunos charcos, regar pequeñas macetas y hasta mojar el caparazón de una tortuga hasta volverlo más oscuro.

Esta vez había sido en vano. No contaban con que el planeta era más duro de lo que creían.

Pero la lluvia, pronto tendría su revancha...

lunes, 14 de mayo de 2012

Nota Editorial #8

Hola Queridos Lectores Abismales!

Hoy, y como en cada nota editorial, escribo para contarles cómo va todo por acá.

Esta noche, es el lanzamiento oficial abismal inmortal sepulcral y estructural del Abismito Nº3, que paso a presentar justo acá abajo:


Pide a gritos que lo leas, y aparte eleva tu CI. ¿Qué más le podés pedir a un librito?

Por otro lado, quiero agradecer a todos los que con muy buena onda fueron pidiendo abismitos. Ya fueron enviados a Neuquén, Mendoza, a la Costa Atlántica, a Tucumán y a varias localidades de Buenos Aires. Espero las fotos de los libritos en sus ciudades, para subirlas a Facebook y conquistar el mundo abismalmente!

Otro tema: El sábado que viene voy a estar leyendo algunos textos junto a otros escritores y músicos en el Octavo Recital de Poesía de La Boca Rota, en Casa Frida. Todos invitados!! Sigan este link para saber más: http://www.facebook.com/events/295782643842142/?notif_t=plan_user_joined

Sigan agregando a Facebook y ahora también a Twitter que se vienen sorteos y concursos y cosas más que copadas. 

Abrazo abismal, y espero que el frío no les hiele las ideas. Pónganse gorrito!

Salud!

Pebablds
Vicepresidente Junior