lunes, 9 de abril de 2012

¿Con qué amamos?


Es muy conocido y fácil decir a nuestras novias, novios, animales con los que tenemos relaciones sexuales y posibles tortas de cumpleaños (como creo que pasaba en American Pie) "te amo con todo mi corazón". Pero, ¿quién se cree el corazón para acaparar toda la atención cuando del amor se trata? Es un simple músculo que bombea sangre a todo el cuerpo. O sea que cuando decimos que queremos a alguien con el corazón, realmente en un segundo plano le decimos "quiero bombearte, corazón". Eso dista mucho de ser romántico, sino más bien sale de las entrañas más podridas de un ser muy cercano a lo repugnante y ordinario.

Ahora, por otro lado, muchos acusan al cerebro de ser un órgano racional y estructurado, pero sin embargo, él es el que da las órdenes para que suceda todo en el proceso de enamoramiento, y es el encargado de sedarnos para dejarnos con esa sensación de caminar sobre las nubes, producto de distintas sustancias que son desparramadas en nuestro cuerpo. "Te amo con todo mi cerebro, porque me siento como si me hubiera inyectado siete dosis de heroína" tampoco suena del todo romántico, sobre todo por el hecho de que si uno no muere con esas siete dosis de heroína, por lo menos le tienen que cortar el brazo por las infecciones de las pinchaduras. Aparte imaginen al cerebro amando a algo. Un coso totalmente arrugado, posiblemente chorreando sangre y desparramando tranquilizantes. ¡Horror!

Ahora, es obvio que el corazón es un órgano vital para el ser humano y que sin él no seríamos más que un cacho de carne tirados en el pasto, esperando a las moscas para que nos devoren. Dando por sentado que el cerebro también lo es, podemos incluir en esta lista por ejemplo, a los riñones. ("Te amo con todos mis riñones" = "Me hago pis cuando te veo").

Yendo a otro de los órganos que nos componen, y según Wikipedia, el Hígado "es la más voluminosa de las vísceras y una de las más importantes por su actividad metabólica". Decir "Te amo con el hígado" supondría un amor voluminoso lo cual es bueno, y metabólico, si tomamos esto como un amor cambiante y audaz, puede ser interesante. Lo malo es que el hígado se daña con alcohol, y un amor que no tolera el alcohol no merece la pena. Pasemos a otro tema.

Para no terminar en una absurda clase de anatomía, podemos decir que amar no tiene órganos. Quieran sin vísceras, que es más puro, más sano y mejor para el medio ambiente. Pero sobre todo, dejemos de decir boludeses y cosas que aumenten la sacarosa de la relación, si total, el amor verdadero va a durar, sea con el corazón, con el páncreas o con el apéndice. Bueno, con el apéndice no.

Salud!