martes, 2 de junio de 2015

Silencio En Silencio

Todos los silencios esconden miles de sonidos, eso ya es sabido y sumamente repetido por miles de poetas contemporáneos, por músicos, por amantes de la literatura.

Hay sonidos que tienen en sí mismos sostenidos, bemoles, rojos, verdes, amarillos, turquesas, metáforas, líneas, historias, cigarrillos, caricias, complicidades, guiños, aire, viento, huracanes, tormentas, ventanas, lluvia, agua, mares, ríos, mates, pasto, árboles, pájaros, cielos, soles, lunas, meteoritos y saturnos.

Pero el silencio más poderoso de todos, y a su vez el más atroz, es el silencio que contiene dentro de sí otros silencios, cuya fuerza es inmensa y suele generar ese efecto de vacío capaz de destruir sostenidos, bemoles, rojos, verdes, amarillos, turquesas, metáforas, líneas, historias, cigarrillos, caricias, complicidades, guiños, aire, viento, huracanes, tormentas, ventanas, lluvia, agua, mares, ríos, mates, pasto, árboles, pájaros, cielos, soles, lunas, meteoritos y saturnos.

Ese vacío, ese silencio al cuadrado, suele aparecer más allá de la muerte, es la muerte triple, cuando mueren la palabras, los sonidos, los sentidos, y nada más puede propagarse, porque todo, hasta lo más fuerte, es incapaz de penetrar el vacío, que por más contradictorio que suene, es la fuerza más increíble que existe, la destrucción en su máximo exponente, el lado mil por ciento salvaje de la existencia, que arrasa con todo, con la felicidad, con la tristeza y con todo lo imaginable.

El silencio dentro de un silencio, son millones de bombas de hidrógeno cayendo al mismo tiempo en un mismo punto, en una milésima de segundo que dura más de una hora, y nos permite viajar miles de millones de años al pasado, momentos antes de que se produzca el big bang.

Esto sucede cuando REALMENTE no queda más por decir.