miércoles, 23 de enero de 2013

El de Atrás


Bueno, es como le digo... voy caminando por la calle, y siento que me siguen. De reojo puedo ver a alguien a mis espaldas, pero al darme vuelta no hay nadie. Sigo caminando, pensando que fue una sensación extraña, y al girar levemente la cabeza, vuelvo a ver una silueta. Nuevamente, al girar completamente la calle está desierta.

Estoy seguro que alguien anda siempre atrás mío. El otro día, estaba viendo el partido en el sillón, y sentía el sonido de una respiración a mis espaldas. Era extraño, porque sólo estaba el respaldo y la pared, no había espacio, pero de nuevo estaba seguro que había alguien ahí. Me paré, di vueltas al sillón, saqué los almohadones, levanté la alfombra, pero no vi nada. Lo extraño fue que cuando caminaba, sentía que seguía atrás mío. Pero trataba de mirar adelante.

Es como si tuviera alguien, que aún no puedo determinar si es amigo o enemigo, que todo el tiempo está siguiéndome, para cuidarme o para hacerme daño. No tengo intimidad, me siento desnudo en todo momento, un cosquilleo infinito en el estómago, a veces me dan arcadas, pero no llego a vomitar por vergüenza  Si ese que me sigue quiere hacerme mal, no quiero que me encuentre débil. Me mantengo fuerte en todo momento, o por lo menos eso trato de hacer notar.

Lo que noto es que el que me sigue tampoco duerme. Se queda de pie mientras yo trato de descansar, observándome. Es como si tomara nota de mis respiros, de mis bostezos, de mis movimientos inconscientes. Debe estar haciendo un mapa de mis fortalezas y debilidades, y estoy seguro que en algún momento lo va a usar, y mi intuición dice que no va a ser a mi favor.

Ese que me sigue, que intuyo que es un hombre, pero aún no puedo afirmarlo con certeza, es muy veloz. He tratado de perderlo por ejemplo, metiéndome en un baño y cerrando la puerta con violencia apenas entro, pero es inútil, sigue ahí. A veces, cuando lo siento muy cerca mientras camino, giro de golpe y a veces hasta de un salto, pero parece que sabe anticipadamente mis movimientos, ya que al darme vuelta él sigue estando atrás mío, como si se moviera a mis espaldas al mismo tiempo que mi cuerpo dio el giro.

Siempre siento que me siguen, en todo momento. De hecho, ahora mismo se que alguien está a unos treinta centímetros del diván, y que seguro usted puede verlo, porque está de pie. Es obvio que no me va a decir que lo está viendo, porque el loco soy yo, y supuestamente sólo los locos podemos verlo. Pero me juego a que usted en este momento está tratando de ignorarlo tanto como yo.

Porque usted sabe como es esto... todos sentimos todo el tiempo que hay alguien atrás nuestro, pero sólo los que lo decimos estamos locos.