lunes, 29 de octubre de 2012

Lluvia a medias


No hay nada peor que el momento en que la naturaleza toma confianza y traspasa las barreras de nuestra intimidad, haciéndonos sentir incómodos, indefensos y con miedo a morir de hipotermia.

Y estoy hablando, claro, en un día lluvioso como el que nos tocó hoy, para los que salimos sin paraguas (y con esta torrencial que acaba de caer, también para los que lo usan) del momento en que todo se va a la mierda. Correr bajo la lluvia es algo lindo, que suelo disfrutar de vez en cuando, pero la escena trágica donde todo cambia, donde el humor desciende al tercer subsuelo y todo pasa de una diversión infantil controlada y aceptada, a un caos sin forma, a la desesperación en una de sus máximas potencias, es cuando el agua pasa por nuestro calzado de turno e invade lentamente una o ambas medias. En ese instante, todo decae, la diversión se termina, la maldad ha triunfado.

Una gota en una media puede ser algo temible, que se va expandiendo a lo largo y ancho de la prenda, haciendo que la humedad llegue a porcentajes muy elevados, causando incomodidad severa en el que la lleve puesta. Y ahí empieza la carrera a contrarreloj, de llegar lo más rápido posible a destino. Lo malo es que por lo general nadie tiene un par de medias de repuesto por si esto llegara a pasar, y nos vemos forzados a descalzarnos donde sea que encontremos refugio para evitar un inminente resfrío que pondrá fin a una semana de proyectos y expectativas.

Las medias mojadas se ven colgadas en cajones, en puertas, en canillas, en baños, al lado de ventiladores y estufitas, con la esperanza de que se sequen lo más pronto posible y así salir victorioso de la situación, pero muchas veces nos damos cuenta que el olor a pata que emanan nuestras zapatillas es terrible, por lo que buscamos métodos para apurar el secado, tales como un secador de pelo, soplar, gritar, maldecir, o poner la media en una ventana. Pero este último punto es algo peligroso, ya que si la lluvia decidiera atacar de nuevo, debemos estar atentos para que la media no vuelva a mojarse y el caos no se multiplique.

Como decía, cuando una media se moja en plena calle (generalmente a causa de un charco que no podemos evitar, un salto mal calculado de la vereda al medio de la calle, o una baldosa floja) es como si la lluvia nos agarrara el codo cuando le tendimos la mano. Y es así que nuestro humor incrementa cuando corremos bajo la lluvia, con el pelo empapado, la remera empapada, la cara empapada y somos como una vallerina vieja, pero todo eso que subió, baja cuando el agua se filtra por nuestro calzado. Ahí nos sentimos pesados, apurados, insultamos la lluvia, el charco, la baldosa y al intendente de turno que no arregló las veredas, a las viejas que entorpecen nuestro ahora apurado paso, a los que copan las paradas de colectivo con los paraguas adentro, a los autos que pasan a grandes velocidades bañándonos de una mezcla horrible de agua, barro y mugre y a cualquiera que se nos cruce.

Lluvia, tenelo bien clarito: Con las medias no se jode.

Gracias.

sábado, 27 de octubre de 2012

Adoro la teletransportación


La teletransportación es la solución a todos nuestros problemas.

Firmemente puedo asegurar que esto es cierto. El primer problema en solucionarse es lógicamente la cuestión del transporte, siendo muy fácil y rápido llegar de un lugar al otro. Al poder hacerlo sin necesitar un vehículo, no se necesitarían las calles, por ende las podríamos reemplazar por espacios verdes y campo para plantar y así tener más suministros y ayudar el medio ambiente, que también mejoraría al no recibir las emisiones tóxicas de los autos. (Obviamente suponiendo que podamos teletransportar también objetos y productos).

Por otro lado, el petróleo ya no sería un problema, se haría mucho más barato y cesarían las guerras, y al no tener costo de transporte en las mercaderías, todos los precios bajarían haciendo los productos más accesibles, lo que hará que el nivel de pobreza mundial se reduzca considerablemente.

Al hacer esto, la calidad de vida se incrementará en todo el mundo, y podrán destinarse fondos para educación y desarrollo de nuevas tecnologías para seguir mejorando.

A su vez, la gente sería más feliz, dejaría de tener mal humor los lunes a la mañana y habría menos insultos.

También podrían visitar a sus seres queridos más seguido, y no tener que viajar como una sardina en colectivos o trenes. A su vez, se ahorraría papel al no tener que imprimir los boletos de los transportes y se contaminaría menos, y nos veríamos sin la necesidad de talar tantos árboles.

Entonces no entiendo por qué tanta investigación en cosas que no van, si al fin y al cabo, desarrollando la teletransporación todos seríamos más felices.

Pero... ¿vale la pena la felicidad, resignando el mirar por la ventana de un micro / tren / avión y cómo va avanzando el mundo mientras nosotros estamos sentados?

domingo, 21 de octubre de 2012

Dimensiones Paralelas


Según una teoría, cuando se nos presenta una decisión (que puede ser casi en todo momento) nosotros tomamos todas las respuestas al mismo tiempo, y en ese instante se divide el espacio-tiempo y se colocan en distintas dimensiones todas nuestras posibles respuestas y reacciones. Existen todas las posibilidades en algún lugar que nosotros, desde el nuestro, no podemos percibir. También, en otras dimensiones hay cambios en todo el universo, provocando realidades paralelas con otras propiedades físicas y cosas locas.

Podría decirse, entonces, que en este mismo momento, en otra dimensión:

- No estoy escribiendo esto.
- Estoy escribiendo algo totalmente distinto.
- Soy amable con la gente.
- Tengo el pelo verde.
- No tengo pelo.
- En mi planeta no existe el pelo.
- Estoy flotando en el aire.
- Estoy nadando.
- Mis ojos son naranja.
- Tengo un pato en la mano.
- Tengo siete dedos.
- Tengo un siamés pegado a mi cabeza.
- Tengo un siamés pegado a mi pierna.
- Tengo un siamés pegado a mi páncreas, y es imposible separarnos por compartir tanto órganos vitales.
- Tengo un siamés, un gato siamés.
- No estoy ebrio.
- Tengo una tijera.
- 156984 546 3216879
- ·%&·)·"= %$·=)= "·=(·$=&
- Soy azul.
- Tengo buenos pensamientos.
- La mayonesa no me gusta. (No es que en esta dimensión me guste, la odio! Pero no creo que ningún yo, esté en la dimensión que esté, vaya a ser tan tonto para comer mayonesa! Eso no cambia.)
- Soy un tiburón.
- No existo.

Y como no existo, me voy. Chau.

jueves, 11 de octubre de 2012

Razones para comprarse una motosierra


La gente que deja cajones abiertos merece ser abierta como los cajones.

Las viejas del bondi.

Hace mucho ruido mientras matas a las personas, pero es un ruido que va casi a coro con los gritos de dolor. (Si, hay motosierras en DO y motosierras en LA -se pueden conseguir en otras afinaciones también-)

Te hace ver más rudo y musculoso.

Podes usar tu motosierra con una camisa a cuadros y es genial.

No hay nada que no puedas atravesar con una motosierra.

Las tardes serían más divertidas.

Las noches, menos aburridas.

Es divertido limpiar los restos de vísceras de sus dientes.

Podés tener tu propia heladera con extremidades humanas en casi perfecto estado.

No se te van a acercar los vecinos molestos a preguntar qué pasó.

A tu perro le va a encantar!

Podés sacarle un poco de nafta y armar una molotov al instante.

Adiós a los molestos árboles que te tapan el sol en invierno!

Te abre la cabeza. Maaaal!

Si tenés un tipo muy alto que te tapa en el cine, lo partís al medio. Literalmente.

Con un poco de pericia y delicadeza, podés usarla para abrir sidras.

Un asalto a un banco puede ser incluso hasta divertido.

Si hay un apocalipsis zombie, vas a ser seguro el más popular. Y el que mejor la pase.

Si se le acaba la nafta, la podés usar para golpear. O como ariete, para abrir puertas.

Podés amenazar a la gente en la calle.

Si el bondi no te abre la puerta, la abrís vos.

Podés hacer luchas de motosierras con tus amigos.

Y por sobre todo, siempre vas a ser respetado y admirado por quienes te rodean.

Nada más.

jueves, 4 de octubre de 2012

Vegetales e Ideas


Las modas abarcan todas nuestras vidas y todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos. Y así como un modelo de pantalón copa las vidrieras destronando al modelo anterior, ciertas ideas se entreveran en nuestras neuronas colapsando todo el sistema y produciendo así grandes cambios en algunas de nuestras actitudes o pensamientos. Una moda que actualmente revoluciona nuestro mundo, es la de la alimentación. Algunos se consideran omnívoros, es decir, que comen sin problemas cuanta comida transite por sus platos, cualquiera sea su origen. Luego, tenemos a los vegetarianos, que comen vegetales y productos derivados de animales, como ser huevos y leche (también llamados ovolactovegetarianos). Los veganos, en cambio, no comen ningún derivado de animales ni nada que haya sido producto del esfuerzo o de la vida de uno de ellos.

En lo personal, me encantan los animales, pero no puedo dejar de comer carne. Está bien. Muchos dirán que soy un monstruo porque colaboro con la matanza de animales para nuestro beneficio personal, pero creo que todos, por más veganos que sean, contribuyen a lo mismo por el sólo hecho de ser humanos. El ser humano destruye, el ser humano mata por matar y el ser humano odia al ser humano! (por eso los odio a todos). La gente no se da cuenta de que para plantar vegetales hace falta tierra, que para esa tierra se deforestan bosques, se esteriliza el piso por los químicos (que a su vez tienen restos de animales), y se utiliza el ganado para arar la tierra, o incluso a niños! Entonces, podríamos decir que consumiendo sólo vegetales, también hacemos mal a los animales y al medio ambiente.

Internet ayuda, o intenta, a esparcir las ideas de estos nuevos tipos de alimentación de las formas más violentas imaginadas. Por ejemplo, se ven muros de facebook infestados de imágenes de animales muertos, videos de matanzas y demás cosas de mal gusto, que no tengo ganas de ver mientras estoy leyendo qué problema tuvo mi amigo en el bondi con las monedas y la sube.

Pero cómo podemos distinguir a una persona que haya adoptado estas costumbres alimenticias por moda y no por una ideología sólida? Aquí paso a detallar las diferencias:

Los que lo hacen por ideología:

- Conocen las propiedades de los alimentos y saben utilizarlas. Leyeron y se informaron debidamente.

- Tienen mascotas, pero las dejan vivir como mascotas, sin acosarlas todo el tiempo.

- Pueden tener una conversación coherente sobre alimentos sin insultar ni menospreciar a quienes piensan distinto.

- Saben cómo plantar y cosechar, y tienen huertas orgánicas donde puedan (incluso en balcones y macetas), lo que lleva mucho trabajo.

- viven una vida común, sin molestar a los demás con sus planteos todo el tiempo, suelen ser tranquilos y maduros, y respetan mucho las diferencias ideológicas.

Los que están en la moda:

- Tienen un perro al que disfrazan y visten de colores (por lo general son perros chicos y peludos, tipo caniche) y los tratan como a un niño. El pobre perro sólo quiere correr y ser feliz, y se pregunta por qué tiene una cucha de tres pisos con piscina incluída, si lo único que quiere es correr en el pasto y embarrarse, para así ir con sus patitas embarradas a saludar a todos.

- Tienen MUCHO tiempo para cocinar y cocinan recetas complicadísimas que tardan siete días en hacerse. Así que ya de por sí, de las pocas cosas que pueden comer, tienen que esperar mucho para poder hacerlo. Yo me comería las semillas crudas en el intento.

- Tienen la idea de que comiendo vegetales el mundo se salvará, y viven haciendo estadísticas y cuentas del tipo "Siete semillas de girasol equivalen a medio churrasco ".

- Suelen meditar y tener tendencias semibudistas, supuestamente para mejorar su calidad de vida y elevar así sus almas, pero sólo consiguen darle dinero al señor Shankar.

- Dicen tener superpoderes, que no se enferman, que se sienten más fuertes. (Yo no me animé a probar, por las dudas. Mirá si de golpe me vuelvo superhéroe... no me gustaría tener una doble personalidad).

- Usan el feng-shui hasta para acomodar las arvejas en el plato, de manera exagerada.

- Necesitan hablar todo el tiempo de los alimentos que comen, para hacerse notar y que los critiquen, para que cuando uno les diga "che, que complicado que es llevarte a comer" respondan con una indignación forzada y una sonrisa oculta de satisfacción "sí, pero por lo menos yo no mato animalitos".

- Dicen amar a los animales, pero estoy seguro que en sus casas hay matamosquitos, matacucarachas, y alguna vez usaron venenos de diversos tipos (como para ratas, para plagas en las plantas, etcétera).

- Deben perseguir a todos los demás imponiendo su ideología, y a pesar de ser -supuestamente- pacifistas, menosprecian e insultan a quienes no sean como ellos y coman lo que se les antoje. Algunos incluso son peores que los vendedores de perfume que hostigan y molestan a la gente en la calle, tirándoles ráfagas de olor barato, con esperanza de que alguien les compre.

- Compran sus productos en lugares carísimos, con la promesa infundada de que son orgánicos y cien por ciento naturales, basándose en la nada misma.

- Viven en el nutricionista porque tienen problemas de anemia (parecen fantasmas de lo blancos que están), de calcio (se les para una mosca encima y les quiebra el brazo), etcétera, y se pensaban que comiendo un tomate por día iban a estar bien e iban a salvar al mundo.

Ahora, para finalizar, los dejo con una interrogante.

Supongamos que una persona vegana tiene como mascota un perro. ¿Ese perro también come vegetales? Porque si le da alimento balanceado al perro, éste seguro tiene ingredientes animales (que el perro necesita) e iría en contra de todo el pensamiento que describimos anteriormente. Me imagino que si le caemos a firulais con una zanahoria, al instante va a aprender a hablar y nos va a decir, son su mejor cara de perro "¡Flaco! ¡¿Qué me estás dando?!" al tiempo que rompe la botella de whisky que estaba tomando contra la pared y corre sin collar rumbo a la calle, para nunca más volver.

Y así es como terminamos navegando entre las modas, hasta que un día se ponga de moda comer cascotes, y de tanto comer cascotes nos vamos a meter a la pileta y nos vamos a hundir hasta morir ahogados por su peso.

¡Mejor comamos mosquitos y cucarachas, que a nadie le importan!