jueves, 4 de octubre de 2012

Vegetales e Ideas


Las modas abarcan todas nuestras vidas y todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos. Y así como un modelo de pantalón copa las vidrieras destronando al modelo anterior, ciertas ideas se entreveran en nuestras neuronas colapsando todo el sistema y produciendo así grandes cambios en algunas de nuestras actitudes o pensamientos. Una moda que actualmente revoluciona nuestro mundo, es la de la alimentación. Algunos se consideran omnívoros, es decir, que comen sin problemas cuanta comida transite por sus platos, cualquiera sea su origen. Luego, tenemos a los vegetarianos, que comen vegetales y productos derivados de animales, como ser huevos y leche (también llamados ovolactovegetarianos). Los veganos, en cambio, no comen ningún derivado de animales ni nada que haya sido producto del esfuerzo o de la vida de uno de ellos.

En lo personal, me encantan los animales, pero no puedo dejar de comer carne. Está bien. Muchos dirán que soy un monstruo porque colaboro con la matanza de animales para nuestro beneficio personal, pero creo que todos, por más veganos que sean, contribuyen a lo mismo por el sólo hecho de ser humanos. El ser humano destruye, el ser humano mata por matar y el ser humano odia al ser humano! (por eso los odio a todos). La gente no se da cuenta de que para plantar vegetales hace falta tierra, que para esa tierra se deforestan bosques, se esteriliza el piso por los químicos (que a su vez tienen restos de animales), y se utiliza el ganado para arar la tierra, o incluso a niños! Entonces, podríamos decir que consumiendo sólo vegetales, también hacemos mal a los animales y al medio ambiente.

Internet ayuda, o intenta, a esparcir las ideas de estos nuevos tipos de alimentación de las formas más violentas imaginadas. Por ejemplo, se ven muros de facebook infestados de imágenes de animales muertos, videos de matanzas y demás cosas de mal gusto, que no tengo ganas de ver mientras estoy leyendo qué problema tuvo mi amigo en el bondi con las monedas y la sube.

Pero cómo podemos distinguir a una persona que haya adoptado estas costumbres alimenticias por moda y no por una ideología sólida? Aquí paso a detallar las diferencias:

Los que lo hacen por ideología:

- Conocen las propiedades de los alimentos y saben utilizarlas. Leyeron y se informaron debidamente.

- Tienen mascotas, pero las dejan vivir como mascotas, sin acosarlas todo el tiempo.

- Pueden tener una conversación coherente sobre alimentos sin insultar ni menospreciar a quienes piensan distinto.

- Saben cómo plantar y cosechar, y tienen huertas orgánicas donde puedan (incluso en balcones y macetas), lo que lleva mucho trabajo.

- viven una vida común, sin molestar a los demás con sus planteos todo el tiempo, suelen ser tranquilos y maduros, y respetan mucho las diferencias ideológicas.

Los que están en la moda:

- Tienen un perro al que disfrazan y visten de colores (por lo general son perros chicos y peludos, tipo caniche) y los tratan como a un niño. El pobre perro sólo quiere correr y ser feliz, y se pregunta por qué tiene una cucha de tres pisos con piscina incluída, si lo único que quiere es correr en el pasto y embarrarse, para así ir con sus patitas embarradas a saludar a todos.

- Tienen MUCHO tiempo para cocinar y cocinan recetas complicadísimas que tardan siete días en hacerse. Así que ya de por sí, de las pocas cosas que pueden comer, tienen que esperar mucho para poder hacerlo. Yo me comería las semillas crudas en el intento.

- Tienen la idea de que comiendo vegetales el mundo se salvará, y viven haciendo estadísticas y cuentas del tipo "Siete semillas de girasol equivalen a medio churrasco ".

- Suelen meditar y tener tendencias semibudistas, supuestamente para mejorar su calidad de vida y elevar así sus almas, pero sólo consiguen darle dinero al señor Shankar.

- Dicen tener superpoderes, que no se enferman, que se sienten más fuertes. (Yo no me animé a probar, por las dudas. Mirá si de golpe me vuelvo superhéroe... no me gustaría tener una doble personalidad).

- Usan el feng-shui hasta para acomodar las arvejas en el plato, de manera exagerada.

- Necesitan hablar todo el tiempo de los alimentos que comen, para hacerse notar y que los critiquen, para que cuando uno les diga "che, que complicado que es llevarte a comer" respondan con una indignación forzada y una sonrisa oculta de satisfacción "sí, pero por lo menos yo no mato animalitos".

- Dicen amar a los animales, pero estoy seguro que en sus casas hay matamosquitos, matacucarachas, y alguna vez usaron venenos de diversos tipos (como para ratas, para plagas en las plantas, etcétera).

- Deben perseguir a todos los demás imponiendo su ideología, y a pesar de ser -supuestamente- pacifistas, menosprecian e insultan a quienes no sean como ellos y coman lo que se les antoje. Algunos incluso son peores que los vendedores de perfume que hostigan y molestan a la gente en la calle, tirándoles ráfagas de olor barato, con esperanza de que alguien les compre.

- Compran sus productos en lugares carísimos, con la promesa infundada de que son orgánicos y cien por ciento naturales, basándose en la nada misma.

- Viven en el nutricionista porque tienen problemas de anemia (parecen fantasmas de lo blancos que están), de calcio (se les para una mosca encima y les quiebra el brazo), etcétera, y se pensaban que comiendo un tomate por día iban a estar bien e iban a salvar al mundo.

Ahora, para finalizar, los dejo con una interrogante.

Supongamos que una persona vegana tiene como mascota un perro. ¿Ese perro también come vegetales? Porque si le da alimento balanceado al perro, éste seguro tiene ingredientes animales (que el perro necesita) e iría en contra de todo el pensamiento que describimos anteriormente. Me imagino que si le caemos a firulais con una zanahoria, al instante va a aprender a hablar y nos va a decir, son su mejor cara de perro "¡Flaco! ¡¿Qué me estás dando?!" al tiempo que rompe la botella de whisky que estaba tomando contra la pared y corre sin collar rumbo a la calle, para nunca más volver.

Y así es como terminamos navegando entre las modas, hasta que un día se ponga de moda comer cascotes, y de tanto comer cascotes nos vamos a meter a la pileta y nos vamos a hundir hasta morir ahogados por su peso.

¡Mejor comamos mosquitos y cucarachas, que a nadie le importan!