viernes, 6 de septiembre de 2013

Septiembre

Tras los tormentosos episodios, Septiembre venía inamovible, como la roca fundamental de una montaña. Voraces tormentas de arena nos dañaban los ojos, pero utilizando como escudo los más finos pañuelos de seda nos preocupamos por seguir adelante, mas adelante no existía, por lo que creábamos el mundo a cada paso.

Cada paso era un nuevo horizonte, que lográbamos distinguir cientos de pasos más adelante, mirando por el camino recorrido.

La tormenta parecía ceder. Los párpados pudieron despegarse al fin, dando lugar a que las pupilas degusten el nuevo entorno que los pasos habían creado.
Este septiembre sería diferente. Un nuevo paraíso ante sus ojos los esperaba. Pero, como siempre, lo peor estaba por llegar.