lunes, 30 de julio de 2012

Signos


Bob Marley, alguna vez dijo que hay que vivir no para que se note nuestra presencia, sino para que se sienta nuestra ausencia. Y es así, como vemos ausentes ciertos detalles en nuestra escritura, que se sienten y sobre todo, a los que solemos estar expuestos a contenidos de Facebook publicados por negros cumbieros a los que sinceramente les chupa un huevo que se entienda el mensaje, mientras que alguna pibita con calzas abultadas les ponga un "Me Gusta" en su hediondo comentario.

Entonces, vamos a explicar un poquito, y de la forma más violenta posible, el uso de algunos signos que quizá algunos no estén muy acostumbrados a colocar en sus escritos:

El punto, indica que hay una pausa y marca el fin de una oración. Si juntamos tres puntos, son puntos suspensivos. Pero son TRES! Ni cuatro, ni dos, y van cuando uno necesita, justamente, dejar picando algo, como por ejemplo "Hoy te llamé..." (Esos puntos, en este caso, dan a entender "hoy te llamé, pero no me atendiste porque no querías devolverme los diez pesos que me debés de la pasta frola del otro día, forro").

Para dar alguna definición, o dejar en claro algo, podemos usar los dos puntos, pero no son horizontales, sino que están uno encima del otro (pero sin tocarse, pervertido!). Ejemplo: "Ejemplo:".

También existe el punto y coma, ";", pero no lo usen porque no sirve para nada. Está fuera de onda, como ponerse gomina.


La coma, en cambio, es una pequeña pausa que puede variar el sentido completo de una frase. Por ejemplo "Ayer me encontre con tu hermana trola" - "Ayer me encontré con tu hermana, trola". En el primer ejemplo, notamos que el insulto va dirigido hacia la hermana del receptor, y además, al etiquetarla con el adjetivo prostitutivo "trola" (Conjugado en Futuro Imperfecto Lleno de Bepis), damos a entender que quizá esa no sea la única hermana que tiene, pudiendo tener así un número indefinido de hermana, dependiendo de lo rápida que haya sido su madre en sus años de juventud. El segundo ejemplo, en cambio, dirige el insulto el receptor del mensaje, cosa que puede resultar aún más ofensiva.

Para los que se lo están preguntando, NO, NO EXISTEN COMAS SUSPENSIVAS. Así que los que ponen "Hola,,, cómo estás?" pueden llenar una pileta de pintura, sumergirse y morir ahogados por la piel.

Las comillas, sin embargo, no son comas pequeñas. Son dos comas, probablemente drogadas, que se elevan al superíndice de las palabras, marcando probablemente una cita.

Por ejemplo, si yo vi un cartel que dice "Son todos putos", lo pongo así, entre comillas, para indicar que no lo dije yo, sino que lo vi en otro lado y solo lo estoy transcribiendo.

Son todos putos. (Este si lo dije yo, para todos ustedes. Por eso no tiene comillas).

Hay comillas simples, que pueden usar para citar dentro de una cita. O sea, vos salís con una mina a un restaurante, y de repente te llama otra para arreglar para mañana, entonces ahí ponés la comilla simple, porque estás en una cita ya, pero a su vez estás citando a otra para mañana. Se entiende?

Y ni hablar de los energúmenos que hacen las comillas con las manos. Voy a empezar a llevar clavos de diez centímetros para claváselos a lo largo de los dedos índice y mayor, y burlarme de ellos cuando, en plena agonía, no puedan hacer más citas con sus deditos.


También me gustaría saber qué tienen en la cabeza aquellos que, tal vez sin pensarlo, usan las comillas para todo. Como puede ser "algo así", totalmente carente de sentido y que me dan ganas de implosionar.

Hoy me limito a estos pequeños aportes a la escritura moderna. Tal vez en un futuro lejano hable de corchetes, paréntesis y llaves, o de tildes y acentos, o de tu vieja. Tal vez.

Ustedes dirán "Qué puede enseñarme sobre escribir alguien que hace uso excesivo de las comas, y que sólo utiliza el signo de cierre de exclamación y de pregunta, al estilo inglés?".

Yo les digo, "Ok. Hacete un blog y criticame si te la bancás!".

Los espero.

Y voy a citar nuevamente a Bob Marley, cuando en la cumbre de su carrera, cuando su productor le decía "Bob, ese tema no va a pegar...". Marley lo miró a los ojos, y le dijo "Tomate un vino y olvidate". 

Así se convirtió en leyenda.

martes, 24 de julio de 2012

El Único


Había una especie de animal que sólo comía un tipo de alimento. Una vez, nació un especímen al que no le gustaba esa comida, y decidió optar por otra variedad.

Lamentablemente, su estómago se hinchó, explotó, y el animal voló en mil pedazos tan sólo al comer el primer bocado del nuevo alimento.

viernes, 20 de julio de 2012

Esto no es un post acerca del día del amigo.


Amigo es el que, cuando sabe que estás hasta las manos con entregas o trabajos, te invita a la mejor salida, y le tenes que decir que no.

Amigo es el que te deja un wallpaper con fotos de travestis en la pc del laburo, sin avisarte.

Amigo es el que agarra tu celular y manda insultos a contactos al azar.

Amigo es el que aprovecha a hacerte goles en en PES mientras vos estás sirviendo

cocacola (que él te pidió), y luego alardea el resultado.

Amigo es quien llega tu casa, se come tu comida, te hace chistes sobre tu vieja, juega con tu perro, y deja la clave del facebook en tu pc.

Amigo es al que le prestás $200 y te los devuelve, de a poco, pagándote una o dos cervezas por salida.

Amigos son los que te cagan a trompadas, sólo porque les gusta sentir el impacto de su puño contra tu hombro.

Amigos son los que le ponen mayonesa a tu paty, porque saben que odias la mayonesa!

Amigo es el que discute con vos hasta las ocho de la mañana si son mejores los thundercats, los halcones galácticos o las tortugas ninja.

Amigo es el que sólo te dice cuánto te quiere cuando está en su nivel máximo de ebriedad.

Un amigo es una luz, brillando en la oscuridad. Edenor quiere que tengamos millones de amigos, prendidos a la vez. Putos.




¡Por eso los odio a todos!
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Pueden ver más frases a lo largo del día de hoy, en el Twitter @desdeelabismo o el facebook.com/paradoenelabismo

viernes, 13 de julio de 2012

Gusano


Un gusano vivía en una manzana verde. No le gustaba, no le convencía, pero las manzanas rojas eran para gusanos populares. De hecho, era de tan mala calidad, que a los costados del pequeño agujero que había hecho el gusano para entrar, comenzaron a aparecer grietas.

Las grietas fueron cubriendo toda la manzana, hasta dibujar su piel con pequeños trozos marcados, estables.

El gusano esperaba dentro, expectante de lo que podía llegar a suceder.

Un temblor azotó el interior de la manzana verde. Comenzó a temblar. Dentro, la manzana empezó a moverse. Un agujero redondo perfecto se hizo al lado del gusano. Luego otro, y luego otro.

La manzana verde se tambaleó mucho, y luego entró en suspensión. La gravedad se hizo cero. El gusano, medio flotando, vio desde uno de los agujeros cómo el piso se acercaba. Logró justo a tiempo, mirar hacia arriba y ver como una mancha roja se alejaba rápidamente del borde de la mesa, una milésima de segundo antes de que la manzana verde explotara contra el piso.

lunes, 9 de julio de 2012

Curiosidad Dominguera

Los seres humanos somos biodegradables.

martes, 3 de julio de 2012

Crónicas Ascendentes

Ascensor, nueve de la mañana. Veintiséis personas en un cubículo de dos metros cuadrados esperando llegar al piso correspondiente, de los tantos que ofrece el edificio. 


La alarma de sobrepeso canta su ópera prima, por lo que algunos deben bajarse. Obviamente, se miran entre los últimos que entraron casi sorteando con las miradas en una especie de "piedra, papel o tijera" mental, en que el perdedor se va, cabizbajo, al pasillo, a esperar nuevamente otro ascensor. Esto, frente a las miradas de muchas personas (que están dentro y fuera del cubículo ascendente, incluyendo a la mina que te querías levantar) que se sienten satisfechas de una forma hasta casi cínica, de haber podido permanecer en su lugar y que no hayan sido ellos los que, derrotados, deban esperar al siguiente.


Aclaración: Si por ejemplo, las tres últimas personas en entrar fueron dos viejas y vos, al sonar la alarma las viejas te van a mirar con caras de "soy vieja, no podés hacer nada al respecto y te re cabe" e inmediatamente perderemos el derecho a viajar en ese ascensor sin practicar el duelo de miradas anteriormente mencionado. ¡Maldita inmunidad jubilada!


Personas irritantes, si las hay, son aquellas que entran al ascensor y le dicen al que está más cerca de los botones el número de piso, sin más. Es decir, la puerta se abre, entra un total desconocido y te dice "al cuarto". ¿Al cuarto de quién, vieja dinosáurica?. No exijo mucho, pero un "buen día" y un billete de diez harían que apretar botones para desconocidos suponga una tarea más tentadora y gratificante. (Y ni hablar de un "gracias").


Después, tenemos al modelo ejecutivo, que se sube hablando por el celular, casi gritando (una variante que me rompe más las pelotas son los que hablan por nextel), y que hablan naturalmente, como si estuvieran en su casa. ¡¡¡PERO NO ESTÁN EN SUS CASAS!!! ¡Están en una maldita caja con más personas! Te gritan al oído cosas que no querés escuchar, cosas que no te interesa saber, y te cortan cualquier pensamiento propio que podías llegar a tener, o esa canción que justo estabas escuchando y querías que nadie te la corte.


Algo que me irrita quizás más que los celu-hablantes, son aquellas personas que, por carencia de celular, o de contactos en el mismo, buscan la aproximación face-to-face y tratan de establecer una conversación con vos, oh, pobre viajante del ascensor que su único anhelo es llegar al piso diez sin que nadie te rompa las pelotas. Entonces, entran con un "buen día", a lo que uno DEBE responder con un saludo similar, y ahí, el silencio más incómodo que calzones de lana, hasta que rompe con una frase al estilo "¿vas al décimo? Me dijeron que hay una buena vista desde ahí", a lo que vos respondes un seco "sí", y sin captar el mensaje de bloqueo en tan corta expresión, siguen: "yo antes iba allá, ahora me bajo en el noveno, que no tiene tan buena vista como el décimo, pero bueno..." y mientras, en tu cabeza, estás repasando todas aquellas escenas de películas de terror donde masacran gente de forma inescrupulosa. El viaje termina con un incómodo "hasta luego", que vos preferís que sea un "hasta nunca, pelotudo".


Luego, están los graciositos que aprietan todos los botones al bajarse (la gran técnica del lechero). Entonces uno se sube feliz de haber enganchado el ascensor sin nadie adentro (sobre todo sin viejas) y resulta que la travesía vertical se complica al parar en TODOS LOS PUTOS PISOS. Esto no supone más problema que esperar un rato, cantar nuestra canción favorita y repasar los movimientos de yoga de la última clase.


Gente desagradable, si la hay, son aquellos que, sin importar si el ascensor está lleno, vacío, o prendiéndose fuego, deciden aportar restos de la comida del día anterior al escaso oxígeno del cubículo, mezclándolos en una magistral trenza de gases que más de uno creería lacrimógenos. Este individuo se caracteriza por mirar hacia el techo (usualmente para distraer a los demás de su casi vandálico acto). ATENCIÓN: Si además de mirar al techo se pone a silbar, traten de bajarse en el piso siguiente que la cosa pinta muy mala. El ascensor corre el riesgo de explotar a lo misión imposible, y ningún Tom Cruise te va a salvar.


Ahora, no hay momento más desagradable que la combinación entre la mala suerte del anteúltimo punto y el desgraciado del anterior, siendo esta ensalada de casualidades lo que normalmente se llama"un bajón". Lo recomendable es salir lo antes posible, o practicar un hara kiri al instante para evitar el inminente sufrimiento.


Por eso siempre considero mejor subir las escaleras. No por el ejercicio, eso es mentira. Nadie va a sacar gambas por subir y bajar una vez por día diez pisos. Ahora, si querés tener unos gemelos de verdad, deberías subir y bajar esos mismos diez pisos unas... quinientas veces por día. Puto.


En conclusión, yendo por las escaleras, la gente no te obliga a salir de ellas si está atestada, nadie quiere hablarte mientras las camines, hay oxígeno suficiente para todos aquellos que quieran soltar gases nocivos (si la escalera es externa, se los lleva el viento, literalmente), la gente hablando por celular o nextel resulta menos irritante, uno controla casi por completo la velocidad de subida y en qué piso bajar, y sobre todo: 


¡NO HAY VIEJAS! 


Ellas van por el ascensor.