miércoles, 25 de junio de 2014

El Cosmos Nos Conecta

ADVERTENCIA:
Este artículo puede tener contenido demasiado místico para algunas personas. Abstenerse de su lectura los que no creen en nada, los que creen en todo, y aquellos a los que todavía les resulta curiosa la comparación y similitud entre las palabras "Casualidad" y "Causalidad".

Es verdad que estamos hechos de estrellas. De hecho, es sabido que las partículas jamás se destruyen, sino que desintegran sus uniones para formar nuevas, y así, nuevos elementos. De hecho, las partículas que nos forman a nosotros alguna pudieron ser parte de un rayo de luz, de un dinosaurio o de la piel seca que se le cae a la gente esa que siempre anda perdiendo piel por ahí.

Dicho esto, podemos asegurar que hay personas que se toman este tipo de conexiones DEMASIADO en serio, y en un intento por comprender la raza humana y toda su mística, asegura que hay exactamente doce tipos de personas. ¿Doce? Doce. Uno por cada signo zodiacal, claro está.

Tenemos entonces este tipo de pensamiento que cataloga a los seres humanos según el día de su nacimiento, que mágica al haber pisado el mundo en ese momento automáticamente venimos seteados como una computadora por defecto con cierta configuración de humor, de gustos y de relación con otras personas.

"¡Claro! ¡Mirá como se enoja! Eso es porque es de Leo", tenemos que escuchar muchas veces. "Él es tranquilo porque es de Tauro" murmura una abuela cuando la otra le habla de su nieto. Y así, empezamos a devastarnos y degradarnos como seres humanos, de forma tal que si sos de TAL signo, es obvio que tenés que actuar de TAL manera.

¡Pero esta gente piensa en todo! Por lo que no tenemos escapatoria cuando queremos encontrar una falla en su perfecto sistema de configuración humana: "Todos los de Escorpio son hábiles para los negocios" dice una señora. "Yo soy de Escorpio y jamás me fue bien..." responde un ser humano, titubeando. "Pero en qué año naciste?" Responde la señora con seguridad. "En 1987" contesta el humano. "¡Claro! Ese año dominaba la tercer luna de Júpiter y la luz daba en el eucalipto que había en la 9 de Julio, al lado del bar Don Gregorio, y por eso es obvio que sos un escorpiano que no va con esa regla". Y así nos sentimos más y más destinados a ser algo que no sabíamos que éramos pero que seguramente nunca seremos. ¿O no?

Están también aquellos que no son especialistas en el tema, pero categorizan constantemente a las personas que los rodean tratando de relacionarlos astronómicamente. "¿NAAAA SOS DE LEO? ¡MI PRIMO ES DE LEO!" dice exaltada la dueña de casa. "Ah..." decís vos. -findelaconversación- (Y ni hablar del famoso NO CAEMOS DE CULO que los capricornianos sabrán comprender).

También abundan aquellos molestos que asocian negativamente a las personas por su signo: "Ah no, mirá, no podemos estar juntos, porque sos de Piscis, y mi ex era de Piscis, y creo que la gente de Piscis me va a lastimar siempre" te dice la chica con la que querés estar, mientras vos lentamente le contás las falanges de los dedos para calcular cuántos pedacitos quedarías si se las vas cortando de a una.

También está la virtud de este campo, que supone cierta motivación a personas que creen en este método, por ejemplo "Sos de Aries? Intentá haciendo Bungee Jumping, los de Aries son buenos en eso." Después obviamente esa vieja que nos recomendó hacer tal actividad no viene a nuestro funeral, por miedo a que la lapiden ahí mismo y sean dos funerales en vez de uno.

Entonces, esto de creer o reventar ya lleva varias explosiones dentro de nuestra sociedad, y aunque muchos todavía eligen la mística de creer, compran sus cartas astrales para que los guíen por un buen camino, leen su fortuna para anticiparse a aquellos problemas que se vienen y sacar piedras del camino antes que desaparezcan y se hacen dependientes de esto como si fuera una droga de las más intravenosas, nunca, jamás, nunca van a saber lo lindo, la hermosa sensación que sentimos aquellos a los que no nos importa cuál
va a ser nuestro futuro, pero aún así lo esperamos al pie del cañón, nosotros, los que siempre elegimos reventar.