lunes, 26 de enero de 2015

Adentro

Me adentré en sus ojos para conocer sus pupilas, y me vi inmerso en un mar oscuro. Las lágrimas colmaban las paredes, el piso, el techo, sin embargo todo era un vacío infinito, sin paredes, ni piso ni techo.

El aire salado se filtraba entre mis poros y algunos rayitos de luz me despeinaban como un láser al pasar zumbando cerca de mi oído.

Hasta que ahí estabas, luego de avanzar hacia esa pequeña estrella que al principio lindaba el horizonte, parada, mirando lentamente hacia ambos lados entre tanta oscuridad.

Pero no te creí y me acerqué. No te creí y avancé más rápido que nunca.

Por eso te tuve en frente y te supe una ilusión.

Así que como un rayo de luz, me adentré de nuevo en tus ojos.