martes, 17 de septiembre de 2013

Suspenso en Puntos

En su lucha por aumentar la expresividad del lenguaje escrito, el hombre ha creado bastos signos de puntuación que ayudan al lector a captar de la forma más exacta  posible la intención del escrito y así, alimentar un poco más su imaginación a la hora de recorrer con sus ojos las letras.

De esta forma, se encontró la manera de generar suspenso en las oraciones, tan sólo uniendo tres puntos. No es lo mismo decir "Entonces, la chica abrió la puerta y  apareció el monstruo" que decir "Entonces... la chica abrió la puerta... y aparecio el monstruo". (No se ustedes, pero yo me cagué todo cuando leí la segunda opción).  Las comas no entienden nada de suspenso.

Estos tres puntos no son seguidos ni aparte ni finales. Son suspensivos, porque es como que la dejan picando, y mientras las pupilas del lector recorren cada uno de  estos puntos, genera una pausa de milésimas de segundo que es el equivalente a que en el mundo real uno abra la puerta y no se espere al monstruo detrás de ella,  entonces, ¡claro! Nos asustamos terriblemente al leer lo que está detrás de esos puntos. Obviamente, se pueden exagerar los suspensos y armar algo como "Entonces... la  chica abrió la puerta... y... apareció... el monstruo", ahí nos mantiene con el culo en las manos hasta que develamos la terrible aparición del monstruo.

Un buen acompañamiento para los puntos suspensivos, son los signos de exclamación, y podemos utilizarlos para generar una especie de grito que hace que saltemos de la  silla al leerlo, por ejemplo (OJO, NO SE ASUSTEN, ¡PUEDE SER MUY FUERTE!): ""Entonces... la chica abrió la puerta... y... apareció... ¡el monstruo!". Y ahí sí nos  pegamos un julepe de aquellos, nos volvemos pálidos y se nos acaba el aire. ¡Pero no es el monstruo lo que nos asusta entonces! ¡Son los malditos puntos suspensivos!.  Se que seguramente, al leer este último ejemplo, muchos se habrán imaginado la típica escena de película estadounidense donde en un campamento alguien cuenta una  historia de terror con una linterna alumbrándolo desde el mentón hacia arriba. Y así deben ser leidas las frases como esta.

Pero como todo en la vida, nos acostumbramos a usar los recursos para cosas que no son, y muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta de que somos los ÚNICOS que  entendemos el sentido que queremos darle a las cosas. Es así, que muchos pueden causar una confusión un tanto incómoda, pervirtiendo los puntos suspensivos para  generar ya no suspenso, sino algo que no se puede decir, pero que supuestamente se encuentra implícito en la frase y saca a la luz nuestras intenciones. Por ejemplo,  en una típica conversación de chat entre un chico y una chica, el chico podría decir, confusamente:

- Te invito a casa a ver una peli y...
- ¿Y qué?
- Y... nada...
- ¿Nada?
- No... bueno... sí...
- ¿Sí o no?
- Bueno, ¡sí!
- ¿Vemos la peli entonces?
- Claro, pero después podemos...
- ¿Qué?
- ¡TE QUIERO DAR!
- Ahh, ¡Pero ni en pedo, pelotudo!

Entonces uno se pregunta, ¿por qué tanto suspenso si al final sabías que te iba a decir que no?. Ella quizás sabía sus intenciones y quería confirmarlas, o simplemente  de la mano de su inocencia preguntaba porque pensaba que el chico no tenía las palabras para decir "y compramos pochoclos".

De todos modos, los puntos suspensivos son muy importantes, aunque a veces se utilicen (de nuevo, en conversaciones por chat) de forma inútil, como por ejemplo "Hoy  voy a tu casa...". En este caso, los puntos suspensivos no tienen una función concreta, más que la de suavizar el comentario que con un punto final hubiera sido muy  chocante, y sin punto, muy abierto. Tal es el caso de otro tipo de frases que al colocarle puntos suspensivos pueden alivianar la carga semántica de la frase  haciéndola más llevadera. Leamos estos dos ejemplos:

// CASO 01
- Che, ayer me acosté con tu novia.
- ¡Sos un hijo de puta!

// CASO 02
- Che... ayer me acosté con tu novia...
- ¡Es una hija de puta!

Vemos claramente que gracias a los puntos suspensivos, no sólo podemos zafar de una golpiza y de perder una amistad, sino que también le damos su merecido a la novia   infiel de nuestro amigo, ya que es mejor que haya estado con un conocido a estar con cualquiera.

De esta forma, vemos la importancia de este recurso, y que utilizándolo bien, podremos sacar provecho y hasta me animo a decir que mejoraría nuestra calidad de vida.  Imaginen una vida sin suspenso. ¿Qué sería de películas como La Llamada o Actividad Paranormal? Bueno, todo el suspenso de esas películas se puede resumir en tres  pequeños puntitos, que además, como vimos, pueden dar lugar a perversiones, especulaciones e incluso a tirar comentarios pervertidos y luego arreglarlos, volviendo a  un ejemplo anterior:

- Te invito a casa a ver una peli y...
- ¿Y qué?
- Y... nada...
- ¿Nada? Mirá que no quiero nada con vos...
- Yo decía de ir a comprar pochoclos...
- Ah...

De esta forma generamos incomodidad en la otra persona, haciendo de cuenta que fue ella quien tuvo la idea perversa y no nosotros, que salimos limpios una vez más de  otro embrollo, gracias a los puntos suspensivos.

Otro gran uso que puede hacerse de estos puntos, es el de dar la sensación de continuidad cuando un texto termina, para que se de a entender que en algún momento va a  seguir, aunque no sea así...