lunes, 17 de diciembre de 2012

Regalados


Navidad es una época donde todos se regalan cosas entre sí. Regalar es algo casi de compromiso, sobre todo para aquellos que sabemos que nos van a regalar algo, y si bien el valor del regalo no importa ya que es la acción lo que cuenta, muchas veces perdemos la fe en la humanidad cuando por ejemplo, nos encontramos con un par de medias, es decir, por el mismo valor que ese par de medias, me podrían haber regalado caramelos, pero claramente, un par de medias es algo que nadie quiere encontrarse bajo el arbolito.

Luego, tenemos distintos regalos de mal gusto que paso a detallar:

- Si a mamá le regalás un electrodoméstico, una escoba, una cacerola o una plancha, es como si a un obrero egipcio, de esos que construían las pirámides, le regalaras un bloque de piedra de una tonelada, nuevito nuevito, listo para ser subido cuesta arriba al ritmo de los latigazos. (Esto también equivale a regalarle herramientas a papá).

- Si te regalan plata, existen dos variantes: Esa persona claramente no te conoce (porque quizás sólo te vea forzadamente en navidad) o no tuvo tiempo/ganas de comprarte algo, entonces te da la posibilidad de que inviertas en lo que quieras. No es malo, pero es algo que no tuvo esfuerzo ni creatividad.

- Si te regalan ropa, entrás en una complicación: Si la prenda no te gusta y querés cambiarla, deberás hacerlo en secreto. Si no te ves mucho con la persona que te la regaló, bien, pero si por ejemplo, es tu abuela y la ves todos los domingos, TODOS LOS DOMINGOS va a preguntar si te pusiste el saquito que te trajo Papá Noel. Si nunca lo ve, va a sospechar y podés quedar mal y jamás volverá a amasar para vos. Pensalo. La otra opción, claramente, es quedarse con la prenda horrible y bancarsela, cosa que a veces no viene mal.

- Si alguien que no es tu pareja te regala ropa interior (de cualquier índole), ¡CORRÉ! ¡ES UNA TRAMPA! (Más aún si lo hace frente a tus familiares / conocidos).

Si te regalan desodorante / perfume, seguramente es porque olés mal. No les des el gusto de usarlo y empezá a ir a correr todas las mañanas sin bañarte luego, en señal de protesta.

Si te regalan algo totalmente inútil, como por ejemplo un llavero, simplemente debemos encontrar el domicilio del regalador y romperle todos los vidrios de las ventanas a piedrazos. Captará el mensaje inmediatamente y jamás volverá a regalar llaveros a nadie.

Como vemos, el hecho de regalar va más allá del dinero que uno pueda o quiera gastar en algo que va a trascender sus manos y pasar a otras para siempre, sino que tiene que ver con la creatividad. Por eso mismo, a todos los que regalan herramientas, llaveros, lapiceras, medias, perfumes, ropa, plata e incluso algunas otras cosas de mal gusto que no quisiera mencionar, les doy como consejo que se hagan budistas y no regalen nada. De todos modos, aunque sean budistas, algo de pan dulce les van a convidar, y hasta es posible que les compartan los cohetes ilegales envueltos en papel de diario que el tío compró para destruir el cielo cuando cuenten las doce (y que de hecho, esos cohetes costaron más que todos los regalos que pueden encontrar debajo del arbolito, y es muy probable que haya sido ese mismo tío que, por haber gastado tanto en explosiones luminosas de un segundo, haya comprado llaveros, medias, lapiceras, herramientas y ropa interior a último momento y con las últimas monedas que tenía).

¡Salud!