martes, 22 de abril de 2014

Por Las Dudas

Vinieron a mi casa riéndose, trayendo cinco fajos de billetes de cien dólares que tiraron sobre la mesa al entrar. Sorprendido los miré. "Son falsos", me dijeron, "los acabamos de comprar en una casa de bromas", y rompieron a reír a caracajadas.

"Muy gracioso..." dije mientras agarraba uno. Eran totalmente idénticos, se sentían igual a tacto y lo único que los diferenciaba de un billete común, a simple vista, era una leyenda que debajo del valor, decía "Billete falso, no válido para uso comercial".

Me dijeron que los tire, que ya habían cumplido su misión de sorprenderme. Los puse en una bolsa que llevé al tacho de basura, pero antes de tirarlos, los guardé en una de las puertitas del aparador de arriba.

Por las dudas.