viernes, 13 de julio de 2012

Gusano


Un gusano vivía en una manzana verde. No le gustaba, no le convencía, pero las manzanas rojas eran para gusanos populares. De hecho, era de tan mala calidad, que a los costados del pequeño agujero que había hecho el gusano para entrar, comenzaron a aparecer grietas.

Las grietas fueron cubriendo toda la manzana, hasta dibujar su piel con pequeños trozos marcados, estables.

El gusano esperaba dentro, expectante de lo que podía llegar a suceder.

Un temblor azotó el interior de la manzana verde. Comenzó a temblar. Dentro, la manzana empezó a moverse. Un agujero redondo perfecto se hizo al lado del gusano. Luego otro, y luego otro.

La manzana verde se tambaleó mucho, y luego entró en suspensión. La gravedad se hizo cero. El gusano, medio flotando, vio desde uno de los agujeros cómo el piso se acercaba. Logró justo a tiempo, mirar hacia arriba y ver como una mancha roja se alejaba rápidamente del borde de la mesa, una milésima de segundo antes de que la manzana verde explotara contra el piso.