Con el hilo de nuestra conversación, voy a remontar un barrilete. Y va a volar tan alto que se va a trabar entre las ramas de un árbol. Pero no importa, porque seguro cerca habrá algún pájaro que cante lo que decíamos, y esas notas en el aire van a recorrer algunos metros, hasta llegar a los cables de teléfono, donde nuestras voces se transmitirán a miles de líneas, que se transformarán en otras voces que repetirán las nuestras, de boca en boca, hasta que alguien se anime a escribirlas. Y ahí, petrificados en tinta, seremos inmortales.
5 comentarios:
Seremos inmortales cada vez que alguien nos lea, tal y como todos ansían, aún sin saberlo.
Saludos!
J.
¡Guau! Qué belleza.
José: Es el gran secreto de las letras, la inmortalidad en los ojos de quienes nos leen.
Deltanea: Gracias!
Tu versión no odiosa me gusta bastante más. Que lindo!
CorazónLunático: ¡Gracias! A veces sale un poco de no-odio :)
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