Los manteles, clavados, soportaban los vientos.
Las copas, dobladas, chillaban de dolor.
Voces, ruidos, gritos, silencio.
Se transformaban en cosas, en sombras, en formas.
Eran deformes, negros, blancos y azules. Celestes también.
Paranoia, mil, millón, bi.
Alfileres en la panza, espadas por la nuca,
El pelo mojado, la garganta ácida.
El estómago efervescente.
2 comentarios:
Nada como un pic-nic con los compañeros del colegio el día del estudiante...
J.
José: Con vino y fanta en una botella cortada, obvio.
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