miércoles, 6 de mayo de 2015

Flotante

Vemos la luna como si no fuera una luna.

La vemos ahi, quieta en el cielo cubierta por las nubes, como acechando.

La vemos en el cielo tan normal, sin pensar que es un cascote de millones de toneladas flotando, si, flotando en un mar oscuro.

¿Te imaginas una montaña flotando? ¿El Aconcagua flotando? Parece maravilloso, imposible. Bueno. La luna son miles de Aconcaguas flotando a la vez. Y es real. Creo.

Y la vemos ahi, tan no-milesdeaconcaguasflotando. Tan redonda. Tan cotidiana.

La luna es una pelota, la vemos como una pelota.

Sentimos que esta ahi. Decimos "mirá la luna, qué linda que está", porque esta naranja, porque a veces es roja, pero cuando simplemente esta, no la vemos como un asteroide capaz de destruirnos, despiadada y pesada.

La vemos ahi, peso pluma, sin pensar que está flotando, volando.

Y la vemos porque la vemos, y cuando no la vemos, no la vemos, sin pensar dónde estará, qué estará tramando.

Nos tropezamos todo el tiempo con una pelota inmensa que vuela por encima nuestro, la señalamos y seguimos esperando el colectivo, como si supiéramos sin temor a equivocarnos, que ella y que nosotros, mañana volveremos a vernos.

*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo bueno, es que muchos la vemos y aunque sea por 1 min, le préstamos atención y disfrutamos de su belleza. Muchos ni la miran, saben que esta pero porque es un simple hecho, como lógica, pero no disfrutan de esa sensación que da admirarla.