martes, 8 de diciembre de 2015

Arrefranados

Hay distintos tipos de personas irritantes en la faz de la tierra, y a pesar de los intentos de generar una filantropía global, hasta el más pacifico de los seres encuentra su némesis, su granito de arena en el ojo, que lo hace estallar de nervios y exasperación.

Hoy me gustaría concentrar la desesperación en uno de estos tipos de humanos en particular, que en apariencia son personas normales, que viven en sociedad como cualquier otro, pero que tienen una característica que nos permite definirlos, agruparlos y odiarlos: dicen refranes por la mitad, suponiendo que todos, absolutamente todos sabemos.como terminan, que significan o incluso que los conocemos.

Es así que en algunos casos reciben algún objeto gratis, con algunas.imperfecciones, y dicen "a caballo regalado..." y uno se lo queda mirando... "a caballo regalado que, la puta que te pario??" , y si bien este es uno de los refranes mas conocidos, la desesperación aparece cuando la cita no lo es tanto, y nos pone en jaque por lo general ofreciéndonos dos opciones:

La primera es sonreír de forma condescendiente como si hubiéramos entendido todo, pero rezando por dentro para que no haga ninguna pregunta al respecto, y la segunda es evidenciar nuestra ignorancia, preguntando como sigue la frase, regalándole a este tipo de gente un regocijo de superioridad que para ellos es mas que delicioso. Personalmente recomiendo utilizar siempre la primer, porque "en boca cerrada...".

Pero mas allá de nuestro circulo de confianza, con quienes tenemos la libertad de cargarles la sube y enviarlos en metrobus a la puta que los pario, el problema verdadero aparece cuando la persona mitadrefranera es alguien a quien no podemos insultar o contradecir, como alguien que nos atiende en un negocio, o un jefe en el trabajo.

Es entonces que cuando nos aseguramos una ganancia chica pero segura, y nuestro jefe nos dice "más vale pájaro en mano...", pensamos en si tenemos los suficientes ahorros como para subsistir hasta encontrar un nuevo laburo y mandar todo a la mierda. Por lo general no los tenemos, entonces sonreímos con simpatía, carcomiéndonos por dentro y rezando porque eso no nos genere un tumor cerebral.

Mientras tanto, justifican sus madrugadas porque "a quien madruga..." y justifican su posición ante los errores afirmando "a lo hecho...", y sus buenas acciones con "a quien a buen árbol se arrima..."

También suelen ser personas que toman las cosas como son, porque "al pan, pan..." y se ponen contentos cuando su descendencia los enorgullece, tirando al aire un "de tal palo...", pero mas allá de palos, de panes y de palos de amasar, quienes no llegamos a entender con claridad esa conversación, solemos sentirnos inseguros y desprotegidos.

Estos codiciosos adictos a los puntos suspensivos, se sienten mucho mejor cuando logran meter en medio de una conversación la mayor cantidad posible de estas frases, o mitades de frases. Debe ser que hablan por la mitad, porque como todos saben, "a buen entendedor...".

1 comentario:

José A. García dijo...

Tiendo a alejarme de la gente que solo sabe utilizar frases hechas en sus respuestas, me dan mala espina, como que nunca muestran lo que realmente están pensando. Prefiero la soledad, o hablar con la televisión que no sé programar, antes que estar rodeado de esa gente...

Suerte

J.