De repente, rompió las rejas y corrió, corrió hasta perderse en la distancia.
Sus oídos se taparon, su visión se nubló, su garganta se hizo un nudo y en seguida empezó a vomitar. Tuvo que arrodillarse por el dolor de estómago, y trataba de taparse la nariz para no sentir. Una puntada atravesó su cabeza. Dos, tres, cuatro. Se golpeaba contra un árbol para olvidarse.
Se incorporó, pudo correr. Tropezó y su nariz se hundió en el barro. Sus manos se mezclaban con las raíces secas de ciertos arbustos de la zona. Su espalda se llenó de hojas. Su pecho, de espinas. Mantuvo la calma, se paró y siguió corriendo.
De golpe, una grieta en el suelo lo obliga a dar un salto que no pudo llegar. Cae por un risco, es el final. Sus manos alcanzan una saliente. Queda suspendido en medio de la nada, y su respiración se acelera. El corazón, a punto de explotar. Logra subir con un rayo de fuerza.
Ya no puede correr, más bien, se arrastra, renguea, camina tortuosamente. Sus piernas tiemblan. Ceden.
Desde el suelo, exhausto, solo puede cerrar los ojos.
Al abrirlos, de nuevo las rejas en primer plano, dejando pasar el amanecer por sus barrotes.
8 comentarios:
Conmovedor!
=) HUMO
Muy bueno...parece la vuelta de un borracho a casa...
No tuvo suerte con su fuga de la càrcel, lo volvieron a meter entre rejas, pero igual le mereciò la pena porque pudo conocer la libertad en toda esa carrera. Enhorabuena por tu relato.
un saludo
fus
Poco le duró la odisea en busca de libertad. Pobre.
Me gustó.
Bueno apenas un rayito de libertad pudo respirar, espero que a pesar de la odisea que tuvo que vivir, le mereciera la pena.
Besos desde mi mar,
Humo: Gracias! :)
Marietta: Jaja no sabemos si estaba borracho, pero seguro estaba confundido!
Fus: No se si la libertad es andar huyendo tampoco, pero seguro pudo tomar un poco de aire.
Lucy: Siempre dura poco. Gracias!
Somos nuestra propia prisión, de la cual difícilmente podamos escapar algún día...
Saludos
J.
Un poco confundido tu personaje...
Buen relato.
Un abrazo.
HD
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