martes, 15 de octubre de 2013

La Encapsulación del Tiempo

Para comenzar este texto, debo admitir que realmente no se si existe el término "encapsulación", y si bien aparece en Google varias veces, sabemos que esto no es una fuente confiable de la cual la RAE estaría orgullosa, pero como sabemos que Arjona puede inventar palabras como "Camuflajeado" y perpetuarlas en un disco, yo puedo tranquilamente decir "encapsulación" y está todo bien.

Ahora, ¿Qué es lo que busco definir con la "encapsulación" del tiempo?

El tiempo es un fenómeno normalmente imposible de controlar, y nuestra percepción lo acelera o ralentiza dependiendo el contexto y la actividad que estuviéramos realizando en cada caso. Es posible entonces, que pasemos una hora jugando videojuegos y una hora trabajando, pero la de los videojuegos parezca haber acontecido en un lapso mucho más corto que la hora laboral. Esto es porque nos mantenemos, de una forma u otra, ocupados, realizando la tarea pertinente a cada caso, y desviamos la atención del reloj hacia lo que sea que nos encontremos haciendo.

De esta forma, pasan horas, días, y no podemos pensar ni hacer uso de nuestra introspección de forma correcta, ya que siempre nuestro foco está situado en el exterior, y pocas veces nos permitimos mirar hacia adentro.

Rompiendo con estas situaciones, existen pequeños -o a veces más largos- períodos donde el tiempo se detiene, y no podemos hacer nada para controlar su percepción. Se encapsula y deja de lado toda responsabilidad que podemos llegar a tener para con él, siendo un tiempo muerto (entre comillas) donde si bien no podemos hacer nada concreto, es el momento de sumergirnos en un pensamiento, un diálogo con nosotros mismos, una lectura profunda, o simplemente para relfexionar tratando de llevar la mente al punto más blanco posible.

Estas situaciones, entre otras, podrían ser: Viajes en colectivo (tren / avión), una caminata con un destino específico, esperas en consultorios, horarios de almuerzo, etcétera. Es decir, son momentos en los que no tenemos control preciso sobre nuestras acciones, y simplemente debemos limitarnos a esperar (sentados o de pie, muchas veces sin poder elegir) cierta cantidad de tiempo para continuar con nuestras vidas, llenas de tareas.

Es entonces, que en un simple viaje en colectivo de quince minutos, uno puede apoyar la cabeza en el respaldo, cerrar los ojos y pensar en qué comerá a la noche, en cuántas cervezas debe comprar para el fin de semana, en cómo le fue en el parcial de ayer, o bien aún, podría introducirse más en sí mismo y reflexionar acerca de su trabajo, de sus actividades, de sus próximos movimientos o replantearse conceptos que en otro momento le sería imposible por depositar nuestra atención en tareas (indispensables o no) que no dejan correr el pensamiento de esa manera.

Son pequeños momentos, normalmente cotidianos, que nos ayudan a descomprimir la mente y nos liberan de toda responsabilidad: Una vez que nos subimos al colectivo, llegar a tiempo no depende de nuestras acciones, y esto puede llegar a relajarnos de tal forma en que la mente se va por las ramas, y nos deja imágenes, colores y sonidos que de otra forma jamás podríamos ver.

Solo basta distenderse, mirar alrededor y fluir, junto con lo que en ese momento nos rodea.

5 comentarios:

José A. García dijo...

Yo comenzaría a preocuparme por el tema cuando quieran empezar a vendernos cápsulas de tiempo para seguir vivos, así, como el argumento de una película yanqui pedorra, que no debe de faltar mucho para ello.

Saludos

J.

Unknown dijo...

Es genial yo lo pienso bastante y muchas veces cuando estoy en el bondi invento historias para explicar el porqué de que mis compañeros de viaje (perfectos desconocidos) se entren ahí..

Unknown dijo...

#se encuentren ahí

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

José: Podría ser "In Time"? http://www.imdb.com/title/tt1637688/

Rocío: Perfecto! Jugando con ese tipo de cosas se llega a conclusiones extraordinarias...